Sin City, o simplemente la Ciudad del Pecado, envió un beso de despedida al casino Tropicana antes del amanecer del miércoles en una elaborada implosión que redujo a escombros el último verdadero edificio de la mafia en la icónica avenida Strip de Las Vegas.
Las torres del hotel Tropicana se derrumbaron en una celebración que incluyó un espectáculo de fuegos artificiales. Fue la primera implosión en casi una década, en una ciudad que ama los nuevos comienzos y que ha hecho de las implosiones una parte tan importante de su identidad como el juego en sí.
“Lo que ha hecho esa ciudad en medio del desierto, al clásico estilo de Las Vegas, es convertir muchas implosiones en espectáculo”, dijo Geoff Schumacher, historiador y vicepresidente de Exhibiciones y Programas del Museo de la Mafia.
El ex magnate de los casinos Steve Wynn cambió la forma en que Las Vegas hicieron estallar los casinos en 1993, con la implosión del Dunes para dejar espacio al famoso Bellagio.
Wynn no sólo pensó en televisar el evento, sino que creó una historia fantástica para la implosión, que hizo que pareciera que los barcos piratas en su otro casino, al otro lado de la calle, estaban disparando sus cañones contra el Dunes.
El adiós
Desde entonces, dijo Schumacher, hubo una sensación en Las Vegas de que valía la pena presenciar una destrucción de esa magnitud.
La ciudad no ha hecho estallar un casino en la calles Strip desde 2016, cuando la última torre del Riviera fue derribada para ampliar un centro de convenciones.
Ahora, la implosión dejó terreno para un estadio de beisbol de mil 500 millones de dólares para que el equipo de los Atléticos de Oakland se reubicado, parte de la última renovación de la marca de la ciudad para convertirla en centro deportivo.
Eso dejará en la avenida Strip sólo el Flamingo de la época de la mafia. Pero, dijo Schumacher, las estructuras originales desaparecieron hace mucho. El casino fue completamente reconstruido en la década de 1990.
El Tropicana, el tercer casino más antiguo del también llamado sector Strip, cerró en abril pasado tras recibir huéspedes durante 67 años. Fue inaugurado en 1957 con tres plantas y 300 habitaciones divididas en dos alas.
El hotel-casino Tropicana fue la última verdadera estructura mafiosa en la avenida, pues tuvo vínculos con el crimen organizado, en gran parte por el reputado Frank Costello, quien recibió un disparo en la cabeza en Nueva York, semanas después e la inauguración.
Sobrevivió, pero la pesquisa llevó a un trozo de papel en el bolsillo de su chaqueta con la cifra de las ganancias del Tropicana, que revelaba la participación de la mafia en el casino.
En abril pasado no hubo mucha publicidad en el evento de clausura, pero los fanáticos del Tropicana tuvieron oportunidad de despedirse de la antigua reliquia: “El viejo Vegas se está yendo”, dijo con lágrimas Joe Zappulla, residente de Nueva Jersey.