De memoria
La carpa
Carlos Ferreyra
Sin la gracia de los cómicos carperos, Cantinflas destacadamente, Manuel Medel, Clavillazo (sin alusión a dirigente partidario alguno), Palillo, emblema del discurso opositor, los dirigentes nacionales comienzan a usar palabras que antes por decencia, educación, y si se quiere por gazmoñería, estaban reservadas para jóvenes inmaduros y en la adultez para los “pelados”, los que conforman esa indefinida capa poblacional que ya una niña de alta sociedad calificó como “pendejos” de “la prole” (la proletariza, pues).
En este caso el calificativo de prole o proletarios, no se toma como definición de una labor o de un medio social, sino de los desgraciados que, sin vergüenza alguna, viven del trabajo manual. Más claro, de la denigrante situación de ganarse el pan con el sudor de tu frente, estigma resaltado en algún sitio de la doctrina católica. Lo real, lo digno, es vivir de la explotación, del esfuerzo ajeno y los recursos apropiables. Eso piensan y practican.
Y en esas estamos cuando a un mandatario, en este caso el mexicano con tantos negativos y con aprobación popular menor al 20 por ciento –lo que implica que sólo lo respaldan militantes tricolores—en un alarde de mala educación, o de educación de élite, donde apenas acaban de conocer a un hombre de edad mayor y ya lo están tuteando, reunido con empresarios dijo con el consabido y pejístico ustedes perdonen por el uso de la expresión, pero ningún presidente se levanta con el ánimo de joder a México. Claro, referencia a sí mismo.
Dormidos como suelen estar los asesores del mandatario, si no es que con toda la mala leche lo dejan errar, nadie le dijo que el lema que ahora usan los tricolores, y que dice “Mover a México”, es una frasecita que hace tiempo usaron los feligreses de la Iglesia Evangélica Pejista, así que el error fue doble: usar un “eslogan” pirata y parodiarlo aludiéndose a sí mismo.
Tomemos lo anterior como una tontería más en el mar de sangre en el que está inmersa la República. Y no es una licencia literaria si vemos que ahora ejecutan jueces, declaran la guerra abierta a las Fuerzas Armadas, lanzan una declaración formal de hostilidades contra todo lo que signifique gobierno y políticos, todo bajo el rubro del ERPI una organización supuestamente exterminada en Guerrero pero que resurge con nuevos bríos en Michoacán, donde a diario se dan enfrentamientos entre los antiguos protegidos del virrey Alfredo Castillo.
Dos periodistas cuya calidad analítica es digna de apreciarse, Joel Hernández Santiago y Rigoberto Cordero y Bernal, al comentar el reciente desliz del presidente Peña, coinciden en atribuirlo a la desesperación de quien se sabe rechazado y a la falta de control sobre emociones que le impiden encontrar camino para acercarse a las masas, al pueblo. Insiste, dicen los dos, en dialogar con las cúpulas, con sus pares sociales dejando de lado a “los proles”, a esa masa informe de mexicanos que nos vemos sin futuro, sin destino y sin guía.
A los conocidos por repetidos, errores de Ayotzinapa, Tlatlaya, Tanhuato, y varios más en los que asumió responsabilidades sin tenerlas mientras los autores reales, Ángel Aguirre de Guerrero, por ejemplo, se ríen satisfechos e impunes, suma ahora los nombramientos fallidos de quienes le colocarán una sombrilla de protección a su abandono del poder.
No otra cosa significan los nombramientos de la señora Arely Gómez González—Blanco, en lo que es ahora la antigua Contraloría, vigilante de los malos usos y abusos del erario; y del procurador con visas de nombramiento como Fiscal General por nueve años, Raúl Cervantes, constitucionalista sin nada que ver con criminología.
Ambos estarán vigilantes a que los sucesores no lesionen los intereses de quienes mandan y dejarán de hacerlo en 2018. La maniobra, fina, es similar a los procuradores nombrados y luego echados para atrás en Quintana Roo y Sonora. Se trataba de funcionarios de protección para gobernadores acusados de desvío de recursos o, con franqueza, de robo cínico al erario.
Por cierto, y para sumar más negativos, el procurador fue esposo de Angélica Fuentes, la ex mujer del dueño del Guadalajara, Jorge Vergara. La señora, propietaria de un enorme negocio de gaseras en todo el país, se divorció del hoy procurador, después de soportar varias golpizas y un intento de estrangulamiento. Levantó las actas respectivas, por lo que el señor procurador la amenazó de muerte.
Total, separación y boda con el dueño de Omnilife y Las Chivas, Jorge Vergara, otro desajustado del que igualmente se divorció en medio escándalos, mutua acusación de robo, fraude y otras lindezas. Con ese funcionario esperaremos que en los siguientes nueve años empiecen a aclararse los misteriosos casos que le heredó la señora Arely.
Sobre el lenguaje “popular” del presidente, nada más qué decir: El Bronco ese impresentable priista de toda la vida, dizque candidato independiente que se apropió de la gubernatura de Nuevo León, no puede decir “buenos días” sin acompañar la frase con media docena de mentadas de madre. Y hay a quien le parece gracioso.
Pero bueno, como suele decirse, no hay más mulas que esas para arar.
