8 datos escalofriantes sobre la muerte

¿Pueden moverse los cadáveres?
Pese a esas escenas geniales de las películas de terror, en las que un cuerpo envuelto en una sábana se sienta sobre la mesa de autopsias, la respuesta es no. Sin embargo, el aire atrapado en los pulmones puede escapar y, en el proceso, las cuerdas vocales pueden vibrar y producir un suspiro postmortem bastante siniestro. El director de funerales Randy L. Goldy, de Nueva Jersey, también afirma que, cuando un cuerpo se coloca con las manos sobre el abdomen, se puede caer un brazo accidentalmente. Aparte de eso, las personas fallecidas no tienen mucho ajetreo. “Si los muertos se moviesen”, dice Goldy, “me habría hecho contador”.
Crecimiento post-mortem: uñas y pelo
Un cadáver empieza a deshidratarse pronto como parte de su proceso de descomposición. La falta de hidratación puede secar y dejar la piel tensa. Por eso, los párpados y labios se abrirán si no se toman medidas para evitarlo. La piel deshidratada también se contrae en la zona de cutículas y el cuero cabelludo, ofreciendo la ilusión de que las uñas y el pelo del cadáver han crecido. Goldy explica: “Como estamos acostumbrados a que crezca el pelo y las uñas, percibimos este cambio como un aumento, cuando en realidad lo causa la contracción de la piel que lo rodea”.
Muerte por definición
Una línea recta en el monitor del corazón es el indicador clásico de que el tiempo en el hospital ha terminado. Pero hasta 1980 no había una definición formal de muerte que aprobaran tanto médicos como abogados. El Acta de Uniformidad de la Determinación de la Muerte dice que “un individuo que haya padecido o bien (1) un cese irreversible de las funciones circulatorias y respiratorias, o (2) un cese irreversible de todas las funciones del cerebro al completo, incluyendo el tallo cerebral, está muerta”. En términos legales, pues, toda muerte resulta en definitiva del cese de las funciones del corazón y pulmones, o bien del cerebro.
Descomposición: ¿qué queda un año después?
“El proceso de descomposición empieza cuando las bacterias normalmente contenidas en nuestro tracto digestivo translocan tras la muerte y empiezan a romper el tejido” explica Goldy. “He visto algunos cuerpos que han estado enterrados cinco años y se mantienen razonablemente bien, excepto por un excesivo crecimiento de hongos, y otros, en cambio, eran prácticamente esqueletos”. El ratio de descomposición varía mucho de cuerpo a cuerpo, y lo influyen factores como el tipo de tierra, composición de las paredes de la cripta, causa de la muerte, la calidad del embalsamamiento o el diseño del ataúd. Los ataúdes “sellados” pueden proteger a un cuerpo de los elementos, pero también evitan que la humedad se evapore, lo que causa que el cuerpo se oxide y se pudra.
¿Qué nos mata?
Los hipopótamos, cocodrilos y cobras son peligrosos en tierra. Las medusas y tiburones son los grandes asesinos del mar y las propias personas matan a miles de personas cada año. Pero todo esto es una broma en comparación con el mosquito. Las muertes estimadas ocasionadas por enfermedades transmitidas por los mosquitos (la malaria, la más notable, se cobra entre 1 y 5 millones de vidas por año). Esta especie chupasangre infecta de malaria a más de 70 millones de personas cada año.
Morirse de miedo

Es posible morirse de miedo.
El temor profundo, el susto o el terror pueden causar un debilitamiento repentino del corazón, provocando un fallo cardíaco o una arritmia; ambas pueden matarte. Se cree que el fenómeno es un resultado de una angustia emocional extraordinaria, como se ha documentado en el caso de desastres naturales o al conocer la muerte de un ser querido. Los médicos han descubierto que las personas que mueren de miedo pueden haber tenido algún problema cardíaco que no conocían. Un susto en Halloween, o ver La llamada, podría resultar en una liberación intestinal espontánea, pero los casos de muerte resultan normalmente de eventos vitales más dramáticos.
Kit de belleza en tanatoestética
Siempre es un poco raro escuchar a alguien susurrar “¡qué guapo está!” en una ceremonia de ataúd abierto, pero también es un reconocimiento para el personal de tanatoestética. Goldy nos cuenta que es habitual que los fallecidos reciban este tipo de servicios. “Algunas de las cosas que se usan es relleno para heridos, cera para los labios y sombras, coloretes, bronceadores, lápiz de labios…”, dice Goldy. La boca se cierra con dos alambres que se grapan en las encías superiores e inferiores y se enroscan juntas. Los labios y párpados se unen con unas gotitas de Aron Alpha, un tipo de pegamento.
Mitos sobre los funerarios
Dada la oportunidad de romper con cualquier mito sobre su profesión, Goldy nos cuenta lo siguiente:

  1. Trabajamos durante el día como todo el mundo. No nos reservamos el “trabajo con el cuerpo” para la noche.

  2. No rompemos huesos para estirar miembros o dedos. El rigor mortis es una reacción química de los músculos que se remedia normalmente flexionando o rotando la parte afectada.

  3. Solemos tener un gran sentido del humor.

  4. Cuando vestimos a la gente con la ropa equivocada, ¡no les cambiamos las cabezas!

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