Ubicadas en uno de los lugares más fríos del planeta, una cascada de color rojo intenso sigue asombrando a los científicos, quienes no podían explicar el origen de semejante maravilla durante más de un siglo.

Las Cataratas de Sangre en la Antártida. La caída de agua comparada con la forma en la que fluye la sangre desde una herida, se encuentra en los Valles Secos de McMurdo, a un lado del Glaciar Taylor. Este líquido rojo brota con fuerza desde el interior de la masa de hielo hasta desembocar en el Lago Bonney.

Sin duda, este es uno de los fenómenos naturales más increíbles del planeta, y fue descubiertas por el geólogo australiano Thomas Griffith Taylor en 1911. Los primeros grandes aventureros y exploradores que se adentraron en la Antártida creyeron que el tono rojizo de la cascada se debía a unas algas de ese color.

Sin embargo, tuvieron que pasar más de 100 años para que los científicos pudieran explicar la verdadera razón del tono del agua que nace del glaciar.

Fue hasta 2017,cuando un equipo de investigadores estadounidenses publicó un estudio en el Journal of Glaciology que reveló el verdadero origen de la cascada sangrienta.

¿Por qué ‘sangran’?

El líquido color rojo brota de las fisuras en la superficie del Glaciar Taylor como un derrame de sangre de una herida invisible. Este flujo llamó siempre la atención pues además del espectáculo visual, el agua no se congela aunque la temperatura en el lugar puede alcanzar los 60 grados bajo cero.

Mediante un radar para explorar las diferentes capas de hielo, los científicos establecieron que, hace cinco millones de años, los niveles del mar crecieron, inundaron el este de la Antártida y crearon un lago de agua salada.

Y después de muchos años se formaron los glaciares arriba de este lago y quedó separado del resto del continente. Lo que significa que el agua de las cataratas es como una cápsula del tiempo que se preservó intacta a más de 400 metros por debajo de la superficie.

Mientras los glaciares que se encuentran encima del lago comenzaron a congelarse, el agua debajo de estos se hizo cada vez más salada. De hecho, en la actualidad, el contenido del lago subglacial que alimenta a las cataratas es tres veces más salado que el agua marina. Esa excesiva salinidad es lo que mantiene su temperatura.

Cabe señalar que al no tener contacto con la atmósfera, sus aguas nunca fueron tocadas por los rayos solares y se encuentran desprovistas de oxígeno. Además, son ricas en hierro en extremo, mineral que llegó allí gracias al roce entre los glaciares y la base marina debajo del lago.

Y lo más importante, el efecto de sangre se produce cuando el agua salada del lago subglacial, rica en hierro, se filtra a través de fisuras y cae en forma de cascada por el Glaciar Taylor hasta el Lago Bonney, entrando en contacto con el aire, oxidándose y adquiriendo su extraña tonalidad roja.

Las Cataratas de Sangre y los Valles Secos de McMurdo sólo pueden ser visitados en helicóptero desde las estaciones y bases de investigación de la Antártida o desde cruceros que visitan el mar de Ross.

Con información de Destinos.