México.- La noche del Ariel 2022, Leticia Huijara leía nerviosa las tarjetas que traía en sus manos. Mientras los asistentes a la ceremonia ingresaban al Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso, la célebre actriz mexicana asumía el que posiblemente sea el papel más complejo que ha tenido a la fecha: el de presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC). Algunos valientes se atrevían a saludarla; otros, preferían pasar de largo y no interrumpirla. Pero ella seguía absorta en su discurso. Había algo en aquellas palabras que la tenía demasiado tensa. Y nadie estaba preparado para cuando las leyera.
“Hoy, la Academia no cuenta con recursos para poder operar y seguir trabajando como lo ha hecho hasta ahora”, dijo finalmente, al subir al escenario, y con la voz entrecortada. “Debemos hacer una pausa y explorar caminos alternos para continuar”, declaró sorprendiendo a los presentes. El público frente a ella se estremeció. El murmurar de la audiencia no se hizo esperar. María Novaro, titular del IMCINE, se tensó en su butaca. No era la primera vez que alguien, desde el escenario del Ariel 2022, mencionaba el recorte brutal que ha vivido el cine en este sexenio. Pero aquellas palabras significaban una noticia dura e inesperada. “Hacemos un llamado a la comunidad para cerrar filas”, agregó Leticia, “y preservar a la AMACC como lo que ha sido: un sueño imaginado por cineastas como un bien de todos; como la casa de todos…”.
Para nadie es un secreto la situación tan precaria en que ha vivido la Academia, prácticamente desde el inicio de su historia, en 1946. En aquellos años, y aún con las estrellas más grandes que ha dado nuestra pantalla, la AMACC ha sufrido los embates de una industria que, desde siempre, ha nadado a contracorriente. Ahora, en un periodo gubernamental donde el cine –y la cultura en general– han sido un cero a la izquierda, esta institución se encuentra en la crisis más fuerte hasta ahora; una que, ahora, la orilla a un nuevo periodo de oscuridad, como aquel ocurrido entre 1958 y 1972, cuando el Ariel fue imposibilitado a emprender el vuelo y obligado a desaparecer por 14 largos años.
“¿Cómo está la situación de la Academia?”, le pregunté a Leticia Huijara hace unos meses, tras el anuncio de nominados al Ariel 2022. “¿Hay esperanza de salir adelante o es momento de pedir ayuda?”, agregué. Ella, con mucha serenidad, respondió: “Cuando estás trabajando en salir adelante, no te detienes a pensar si se va a poder o no. Si un día de estos la realidad nos dice que no se pudo, tendremos que aceptarlo. Pero no acepté tomar las riendas de la Academia para, de entrada, decir: ‘no se puede’ o ‘todo es adverso, cerremos las puertas’. La AMACC se formó hace 76 años. Éste es nuestro Ariel 64. Imagínate si yo querría o si por mi cabeza pasara la idea de soltar esta historia y toda esta tradición. ¡No lo voy a hacer! Pondré hasta mi último aliento para que no suceda”.
A unos meses de aquella declaración tal parece que mucho –o nada, depende de cómo se vea– ha cambiado. Si bien la AMACC pudo costear la realización de la ceremonia del Ariel 2022, hoy, la institución ha anunciado que suspenderá actividades de forma indefinida debido a una grave crisis financiera. “El Estado, que fuera motor y sostén de la Academia durante un largo tiempo, ha renunciado a su responsabilidad como principal promotor y difusor de la cultura en general y del cine en particular, cambiaron las prioridades y pareciera que la cultura junto al séptimo arte ya no son prioridad”, afirmó la AMACC en un comunicado.
“Lamentamos que a pesar de sus 76 años de existencia y la voluntad política con la que se refundó la Academia en su nueva época –bajo la presidencia del maestro Jorge Fons, el respaldo de los recursos públicos– hayan disminuido considerablemente en los últimos años”, agregó la institución presidida por Leticia Huijara. “La AMACC es una asociación civil sin fines de lucro que está dedicada a promover la difusión, investigación, preservación y defensa del cine mexicano al igual que su desarrollo desde una perspectiva incluyente y plural que dialoga con todos los sectores del gremio, incorporando a nuevas generaciones de cineastas y personalidades de reconocida trayectoria, además de estar avalada por las trayectorias de sus miembros, todos los profesionales en activo de nuestra industria cinematográfica”.
La suspensión de actividades de la AMACC –que incluye la postergación de todo lo referente a la ceremonia del Ariel 2023– significa el golpe más duro en su historia desde aquella pausa que fue obligada a tomar de 1958 a 1972 cuando una fuerte crisis al interior de su comitiva –además de la grave situación del cine mexicano en aquel momento– obligó a la Academia no continuar con su labor.
Te puede interesar: Argentina planea jugarle a México al contragolpe, afirma Lautaro Martínez
“Durante los próximos meses, la AMACC estará reorientando sus esfuerzos para reorganizar el trabajo a través de sus distintas comisiones, pero, sobre todo, para reconstituir las finanzas de la organización, buscando darle viabilidad y certeza financiera a las actividades académicas que realiza a lo largo del año y a la entrega del Ariel”, agregó la Academia en su comunicado. “Hacemos un atento llamado a todos los sectores a cerrar filas en torno a la AMACC, a reforzar la cohesión dentro del gremio cinematográfico y a seguir defendiendo, así como fortaleciendo, este y otros espacios de reflexión libre e independiente sobre el cine mexicano”.
Con información de aristeguinoticias.com