Alrededor del mundo, millones de personas sufren un trastorno conocido como “onicofagia”, la ansiedad que provoca morderse las uñas.
Sin embargo, pocos saben que esta manía puede llevarte a la tumba, como le ocurrió Luke Hanoman, un británico de 28 años quien se enfrentó a la muerte luego de morderse las uñas de los dedos hasta sangrar.
Sucedió que en un día común, mientras ejercía este feo hábito, el ansioso joven se arrancó un pedacito de piel. Luego de algunos días comenzó a sentirse mal, cosa que ignoró pensando que se trataba de un simple resfriado.
Tras dos semanas, el estado de salud del también padre de dos menores, empeoró y tuvo que ser hospitalizado de urgencia. Los doctores le diagnosticaron “sepsis”, mejor conocido como “envenenamiento de la sangre”.
Las bacterias de la boca de Hanoman se alojaron en los vasos sanguíneos de sus dedos, tras morderse profundamente.
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Luego de estar internado durante cuatro días, los médicos le hicieron saber a Hanoman que es un hombre con suerte, ya que esta enfermedad mata por año a casi 50 mil británicos.