Ante el creciente número de muertes por Covid-19, el cementerio más grande de Estados Unidos está luchando para hacer frente a la cantidad de cuerpos que esperan servicios funerarios. Incluso se han visto en la necesidad de refrigerar los cadáveres. 

En Los Ángeles el aumento de muertes por COVID-19 ha creado una abrumadora cantidad de entierros en el Rose Hills Memorial Park and Mortuary, el cementerio más grande de Estados Unidos, con un extensión de 556 hectáreas.

Por lo que funcionarios del Rose Hills Memorial Park y del depósito de cadáveres dicen que su proceso de entierro, que generalmente toma de cinco a siete días después de una muerte, ahora se extiende a más de un mes, a tal grado que han tenido que refrigerar cadáveres.

“Todo el sistema está bajo presión en este momento, por lo que todo está tomando más tiempo de lo normal”, explicó el presidente de Rose Hill, Patrick Monroe a CNN.

“Después de las vacaciones de Acción de Gracias, comenzamos a ver que nuestro volumen de llamadas diarias casi se duplicaba”, añadió.

Por lo que ahora están ofreciendo entierro acelerado, aunque la mayoría de las familias han estado dispuestas a esperar los servicios estándar. Por lo que han tenido que mejora las instalaciones de almacenamiento en frío para refrigerar los cadáveres en lo que se puede realizar el entierro.

“Estuvimos en esto hace unos meses, se esperaba un aumento potencial”, dijo Monroe. “Y hasta ahora, hemos podido cumplir con esas demandas”, agregó.

Aunque en muchos casos, la espera de los servicios de entierro se ve agravada por los protocolos COVID-19 vigentes antes de la muerte, muchas víctimas prefieren tener un último adiós, aunque tengan que esperar pues aseguran ya habían sido separadas de sus familias durante semanas, incluso meses antes del fallecimiento.

Con información de CNN