Cancún.- El platillo estelar de la temporada en la Península de Yucatán, para honrar a los muertos y deleitar a los vivos, es el Pibipollo o el Mubipollo.
Como parte de la celebración maya del Hanal Pixán o “comida de las ánimas”, se confecciona en la región este verdadero manjar, hecha por las cocineras tradicionales mayas.
Es un tamal de proporciones grandes, envuelto en hojas de plátano, que apenas si cabe en las dos manos extendidas; hecho de masa de harina de maíz y manteca, relleno de carne de gallina y cerdo, y de acuerdo a la tradición de las abuelas lleva tomate, epazote, chile habanero, recado blanco y achiote.
El Pibipollo, se mete en un hueco cavado en la tierra que hacen los hombres, quienes previamente montaron una cama de piedra caliza en el fondo, que es calentada con leña de zapote para que no humé.
Al estar lo suficientemente caliente las piedras, los hombres retiran la leña casi a punto de extinguirse por las brasas y se depositan en el fondo los Pibipollos amarrados con las hojas de plátano, cubiertos por más hojas, a los que se le echa encima la tierra con el fin de que el vapor no se escape y el mismo calor sea el que cocine los tamales de gran tamaño, tras una hora de estar enterrados.
CON SENTIDO RELIGIOSO
Quien platicó su experiencia fue María Ady Pech Poot, cocinera tradicional maya, representante de Quintana Roo en la IV Foro Mundial de la Gastronomía 2016 y en el Encuentro Internacional de Cocinas Tradicionales del Mundo, oriunda de Nuevo Durango, en el municipio de Lázaro Cárdenas.
Tras impartir a 20 personas una clase en la Casa de Cultura Cancún, recordó que el Hanal Pixán tiene un sentido religioso, por lo que la comida se ofrenda a través de un rezo.
Una vez cocinado el Pibipollo o Mubipollo, pero antes de servirlo, se hace el rezo como lo manda la tradición y se monta la ofrenda para el Hanal Pixán, en espera de la llegada de los fieles difuntos, a quienes se les ofrenda el tamal, junto con todo lo que le gustaba en vida a los seres queridos.
Entre las ofrendas, pueden incluirse mandarinas, dulce de calabaza y papaya, naranja dulce, hasta una bebida sagrada conocida como Chacpol, o en su caso su refresco preferido.
María Ady Pech dijo que antes de ser servido se le echa una salsa de tomate molida con chile habanero, y se sirve con un champurrado o atole nuevo.
Mencionó que todos los que han llegado a Quintana Roo, ya aprendieron a hacer el Pibipollo, y lo más importante, a saborearlo.
Comentó que, a través del taller de elaboración del tradicional mucbil pollo, en la Casa de la Cultura Cancún, les enseñó a las personas cómo cocinarlo y darles recomendaciones para que cada quien le imprima su sazón.
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Dijo que es una tradición que aprendió de su mamá, y ella de su abuela, pues de niña vio cómo lo preparaban y así fue como aprendió; como ahora lo hacen los niños y jóvenes.