Gracias a Dios

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Rocío Martínez Preciado

Gracias a Dios, ¿Has escuchado o dicho esas palabras?, ¿Cuántas veces? ¿Una o mil?. Así es para mí de especial un “gracias a Dios”, pues encierra tantas cosas.

Te compartiré mis últimas semanas vividas días atrás. El día ocho, me encontraba en una playa con mis hijos festejando el diez de mayo anticipado, yo estaba en la orilla dentro del mar con mis nietos, cuando Jorge, un señor mayor se dirige hacia mi y entra al mar, no pude evitar ver su cara y pensar: -ese señor tiene mucha paz-. Más tarde mis hijos me dijeron, “mamá, el señor que estaba sentado junto a nuestra mesa se ahogo” -¿Cómo?- exclamé angustiada, y al mirar a lo lejos vi un cuerpo tendido en la arena; abrí mi bolsa, saque una imagen de la virgen y corrí a donde se encontraba el señor, quien estaba rodeado de cintas de “prohibido pasar”, le pedí a la policía me dejara acercarme y me dijeron que en cuanto llegara el Ministerio, minutos más tarde llegaron, y les dije: -por humanidad déjenme acercarme y cubrir el cuerpo del señor, el sol  está lastimándolo. Yo no pensaba en un cuerpo sin vida, pensaba en un hombre, padre y esposo de familia, al que había visto una hora antes entrar al mar, justo a mi lado.

Las autoridades me permitieron entrar a ese círculo de listones prohibidos, me acerque, me quite la bata larga blanca que cubría mi traje de baño y cubrí todo su cuerpo con mucho cariño, no sin antes haberle rezado en su oído, les dije tantas cosas que brotaron de mi corazón aturdido, luego de ver sin vida a un hombre que minutos antes la tenía. En su mano cuyos dedos estaban rígidos y doblados, le puse una imagen de la virgen que había sacado rápidamente de mi bolsa, antes de haber corrido hacia él.

Salí de ese círculo prohibido, abrace a la esposa del  señor Jorge y de dije: -yo vi a su esposo entrar con mucha paz al mar, su mirada eso transmitía, y señora, Dios está aquí, en este mar tan lleno de él, y aquí eligió llevárselo-. La abrace, lloró y le volví a decir, -yo traigo niños enfermos de cáncer a la playa, porque Dios en toda su inmensidad y amor ser refleja en el mar-.

A los días de ese suceso, me habló por teléfono un hijo del señor Jorge, diciéndome que su mamá le habló de mi ayuda, ellos viven en otra ciudad lejana a la mía, su papá había ido al mar a festejar su cumpleaños, me dijo que si a él le hubieran preguntado como le hubiera gustado morir, hubiera respondido que así, en el mar. ¡Guau!, Dios mío, no dejas de sorprenderme, fui testigo de la paz de un señor al entrar al mar, y luego me entero que el amaba aquel mar y que murió en su lugar preferido.

A la semana siguiente comencé preparativos de otro viaje a Manzanillo con seis niños enfermos de cáncer y sus madres, antes del viaje, enferme muy fuerte de infección de bronquios, fiebres altas, malestar, no dormí, y pensaba, necesito estar bien, debo trabajar para reunir los gastos de viaje, esa angustia me hacía sentir más frágil.

De la empresa GEN, me había hablado Laura para decirme que deseaba apoyar a la Fundación pagando el transporte de la camioneta y con el apoyo de otro ángel llamado Pablo, también ellos apoyarían con la empresa para entregar toda la documentación requerida, ya que el tiempo estaba encima y podría retener el pago de la misma. Dos ángeles llamados Laura y Pablo, uno trabajando para liberar el pago, y la otra entregando documentación necesaria para poderlos traer a la playa. Fueron días de mucha angustia pero yo misma decía mejor “me ocupo y no me preocupo”.

Llegó el día del viaje, y aún ninguna noticia de que ya habían liberado el pago para el transporte, yo había dado ya indicaciones a las mamás de los niños, la hora de salida y dirección de mi casa. Desde temprano se fue la luz en la casa. todo el día sin ella y ningún reporte de los vecinos reunidos hacia que fueran a reparar.

De repente gracias a Dios recibo un mensaje de Laura, de la empresa GEN, “señora Roció ya ha quedado el pago de la factura y ya me confirmaron en donde rentaron la camioneta, ya lo reenviaron” ¡Fue increíble! A veces tengo ese impulso que no me detiene; yo seguí preparando el viaje, esperando a señoras el mismo día de salida y sin tener la certeza del pago.

No hay duda, entre más se quiere uno acercar a Dios, el enemigo trata de fastidiar, yo feliz por la noticia del pago, pero seguía sin luz en casa, mi celular casi sin batería, no había línea en el teléfono de casa, por lo que me preocupaba que si las señoras me llamaban para preguntar sobre cómo llegar a dirección de mi casa, no tendría yo comunicación.

Salí a la farmacia y no vi un pedazo de varilla en el cemento, me lo encajé en un dedo del pie, llegue a casa, me metí a la recámara y me solté llorando, lloré mucho, pero tenía una misión, -sabes diablo no vas a poder conmigo, tengo quien me defienda-, lloraba de dolor por mi dedo, lloraba de haber pasado tantos problemas para realizar el viaje y poder llevar a ese tesoro de niños lastimados al mar, lloraba porque saldríamos en unas horas y yo seguía en casa incomunicada y a oscuras.

Y cuando dije esa palabra de confianza y fe en mi padre Dios, regresó la calma a mí, me recosté a descansar un poco, salimos de viaje por la noche y ayer sábado veinticinco de mayo al entrar a Manzanillo, nos recibió un sol color naranja brillante esplendoroso que comenzaba a salir, -gracias a Dios-, pensé, estamos aquí!, -gracias a Dios-, lo vuelvo a decir, lo vuelvo a pensar y lo vuelvo a vivir, y confirmó que “el no se puede”, solo está en la cabeza del que lo quiere.

Me encuentro en Manzanillo y Jesús me dijo: “sabes te conozco como la palma de mi mano, sé muy bien lo que pretendes, quiero hacerte ver que en realidad no estás sola, no estoy nada lejos de ti, estoy aquí mismo a tu lado, y si me pides que entre en tu corazón hay estaré. Comprendo a veces tu batalla interior, sé que a veces aún cuando te esfuerzas al máximo las cosas no salen como deseas, te voy a responder algo, yo no doy solo por que las personas se lo ganen con bondad y rectitud, toda la alegría que puedas recibir está en el amor que estés dispuesto a dar, ese es el secreto.

Ama eso es lo que deseo para ti, ama es sencillo, ama, porque cuando lo dejas de hacer pasa exactamente lo que no te gusta, así que ama, yo te amo infinitamente y siempre estaré aquí cuando me necesites”, gracias Dios por estas palabras llegadas a mí, y gracias a Dios por tanto y tanto amor.

Dios por delante.

Rocío Martínez Preciado.

Presidenta

Los Planes de Alonso.

Cel. 4626058359

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