Al acercarse el inicio del proceso electoral, regresan las mismas trilladas y cansadas técnicas de siempre. Gente que han hecho poco o nada en los últimos años de pronto comienzan a verse activos en redes sociales, recorriendo calles e indignándose por las mismas cosas de siempre, sin que jamás las arreglen.

En lo que podría caracterizarse como una “crónica de un engaño anunciado”, Marybel Villegas Canché ha reaparecido justo a tiempo para su precampaña, otra vez desempolvando la misma bandera de lucha de siempre: Aguakan, tema que no le queda, pues ella misma fue quien autorizó la extensión de esta concesión, cuando era diputada local con el gobernador Roberto Borge Angulo.

Montando un circo frente al Palacio Municipal de Cancún, acompañada de un grupo de “acarreados” sacados de las zonas menos favorecidas de la ciudad, al más puro estilo priista, la senadora dio arranque a sus “módulos” de recolección de firmas, para supuestamente “revocar” la concesión, aunque en realidad es para promover su imagen previo a las elecciones.

La legisladora bien sabe que la concesión ya es litigada en tribunales, por lo que de autorizarse su consulta ciudadana, sólo será un millonario desperdicio de recursos, en la colocación de casillas, impresión de boletos y personal para el conteo.

¿Hasta cuándo seguirán engañando a la gente? La respuesta tristemente es que hasta se los permitamos, y no faltan quienes caigan en las trampas de políticos como Marybel Villegas o “Greg” Sánchez, que les encanta armar circos para atraer reflectores, todo con tal de llegar a un puesto público del cual lucrar, olvidándose de sus supuestas “banderas ciudadanas”…. al menos hasta las siguientes elecciones.

Por ejemplo, Aguakan. Se pueden tomar apuestas sobre cuántos políticos otra vez sacarán la misma y desgastada bandera de Aguakan. Uno ya lo hizo, Marybel Villegas, pero no faltarán otros a revivir las mismas consignas de todos los años, para que después se acabe el proceso electoral y todo siga igual. Ya ha pasado muchas veces, pero parece que los quintanarroenses no aprendemos.

¿Se vale que en 2009, en 2011, en 2016, en 2018, en 2019 y pronto en 2021, salgan estas mismas personas a afirmar que “ahora sí” sacarán a Aguakan? Lo peor es que muchos llegan al poder, ahí amarran y desamarran lo que quieren a su antojo, pero el tema de la concesión, parece que de pronto se les olvida.

Pero pregúntenles, ¿quién se encargará de darle servicio de agua a más de un millón de habitantes, en ciudades en constante crecimiento?, ¿de dónde saldrá el dinero que se necesita para interrumpir el contrato?, ¿por qué reclaman de los “altos cobros”, si estos los fija el Congreso a través de la CAPA, de acuerdo a una ley que jamás han querido reformar? Ahí, al ser confrontados con la verdad, todos enmudecen.

En la política, el acceso a jugosos cargos públicos siempre atraerá a gente ambiciosa y sin escrúpulos; eso no se puede cambiar. Lo que sí se puede cambiar es que nos neguemos a que nos sigan metiendo “atole con el dedo”. ¿Hasta cuándo, Quintana Roo?