México.- “No quiero que me vendas”, recuerda Eloina Feliciano cuando le pidió a su madre que no la cambiara por una suma de dinero.
Aunque le suplicó, ella fue otra de las niás entregadas en matrimonio bajo un acuerdo ancestral de compra y venta en el estado de Guerrero. “No somos animales, los animales son los que se venden”.
En esta comunidad hay varias familias que intentan erradicar la práctica que persiste en 66 pueblos del estado yque ha dado origen a un círculo de abusos hacia las mujeres.
Los dotes que cobran los padres de las novias, quienes solo aceptan esposos de la misma religión, oscilan entre los 2 mil y 18 mil dólares, de acuerdo con habitantes de la zona.
Sus nuevas familias no les dan ninguna mejor vida, muchas de ellas terminan con tareas agrícolas y domésticas, a veces los suegros incluso abusan de ellas sexualmente, explica Abel Barrera, dirigente de una ONG.
Más de 3 mil niñas guerrerenses de entre 9 y 17 años tuvieron hijos bajo estos matrimonios arreglados, algunos padres dicen que hacen “lo que quieran” porque es su hija y nadie los manda.
Con información de Meganoticias / AFP
