Playa del Carmen, Q. Roo.- Fabiola “N” interpuso una denuncia en contra del Centro de Rehabilitación Despertares. Presuntamente, los golpes que recibió su esposo en dicho lugar le ocasionaron problemas en el cerebro.
En agosto, Uri “N” había festejado su cumpleaños; llevaba tres días seguidos tomando alcohol, por lo que su esposa decidió internarlo.
“Me sentí desesperada; ya (estaba) triste, molesta. Era un cúmulo de emociones porque, al final de cuentas, uno siempre quiere bien a su familia”.
Además de la mensualidad de cinco mil pesos, pidieron dos mil 500 más para unos estudios. No obstante, Fabiola y otras víctimas, quienes ya interpusieron denuncias, señala que dichos estudios no se los realizan a las personas internadas.
En septiembre Fabiola fue a ver a Uri y él le comentó, “No te puedo gritar porque me someten. Y pensé que era un chantaje de mi esposo”. Ese día se veía feliz, cuenta ella.
En octubre, no dejaron que ella lo viera y tuvo que hacer un viaje. El sábado 27 de noviembre, relató Fabiola, una persona a cargo del Centro de Rehabilitación le mandó un mensaje diciendo que tenía que recogerlo.
“‘Te voy a entregar a tu esposo porque está deprimido y no puede hablar’”, supuestamente le dijeron. “¡No me imaginé la magnitud de la gravedad! Arrastraba los pies y se había caído bailando”.
“No me reconocía, no sabía ni quién era, ni quién era mi mamá. Traía una infección”.
Ese mismo día, Fabiola interpuso una denuncia en la Fiscalía del Estado de Quintana Roo con la carpeta de investigación FGE/QROO/SOL/12/7264/2021.
Posteriormente, al platicar con Uri, le comentó que “lo tenían amenazado que si él abría la boca, en ese momento nos iban a matar”.
Hasta el momento, relata la mujer, se han interpuesto cuatro denuncias contra Centro de Rehabilitación Despertares, pero acusan de haber recibido amenazas por parte de las personas que manejan dicho centro a través de un chat.
“Si nos veían en la calle nos iban a aventar el carro, te voy a matar”, afirmó la mujer sobre las amenazas.
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Las cosas se han complicado, de acuerdo con Fabiola, pues su esposo tuvo que ser internado el 1 de diciembre en una Clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) debido a que un hematoma estaba más hinchado.
Fabiola nuevamente acudió a la FGE para pedir una medida de protección y que en la clínica del IMSS donde está internado Uri, nadie pueda pasar, ya que teme por la vida de su esposo, afirma.
“No me siento protegida por la Fiscalía, siento que no están haciendo su trabajo”, explica la mujer. Supuestamente les asignaron un abogado de oficio, pero a la fecha no saben quién es, pues no contesta las llamadas.
“Me gustaría que se haga justicia, que nuestra leyes dejaran de ser corruptas. Sé que haciéndose justicia no le voy a devolver (a mi esposo) la vida como debía ser, pero al menos las personas van a pagar”.
De acuerdo con la víctima, una de las personas que denunció está desaparecida, aunque sus familiares no saben si recayó en las adicciones y es por eso que no saben dónde está.
Fabiola explicó que, tras hacerle estudios en el IMSS, le comentaron que el problema que tiene Uri se debe a los golpes que recibió en el cerebro.
“Hoy ya no puede hablar. Lo único que hace es abrir los ojos llorar”, finalizó Fabiola.
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