El pasado lunes 29 de abril, el asesinato del exdirector de la cárcel de Cancún, Fermín Cortés Burgos, conmocionó a Chetumal, no solo por la manera tan cruel en que fue ejecutado, sino por la falta de empatía por parte de sus jefes.
“Fercho”, como era conocido Cortés Burgos, tenía, según sus allegados una trayectoria intachable como funcionario policial, era conocido por ayudar a quien podía y no se vanagloriaba de ostentar grandes lujos.
Algo que evidencia la humildad de Cortés Burgos es que prácticamente estaba desprotegido, mientras los altos mandos van en camionetas blindadas, “Fercho” iba en una moto que además todavía estaba pagando.
Otra cosa curiosa, es que “Fercho” no portaba armas largas, sino una pistola calibre 9 milímetros que le habían retirado días antes de su asesinato; y ni siquiera en su funeral se dignaron sus compañeros de ordenar una ofrenda floral por sus servicios.
El hecho ocurrió específicamente en el municipio Othón P. Blanco, a la altura de la Zona Naval, cuando Cortés Burgos perdió el control de la motocicleta y se estrelló contra un taxi, seguidamente los criminales le dispararon más de 30 veces, causándole la muerte.
Pese a los esfuerzos de la Cruz Roja por salvarle la vida, “Fercho” no reaccionó, razón por la cual la labor quedó en manos de los especialistas forenses.
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Cortés Burgos se desempeñaba actualmente como asesor de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) del estado de Quintana Roo.
Por su parte, la Fiscalía General del Estado de Quintana Roo informó que “inició carpeta de investigación para esclarecer los hechos”.