Carlos Águila Arreola
El semáforo de tres colores (verde, amarillo y rojo), tal y como se conoce hasta ahora, podría modificarse en un futuro cercano con una nueva tonalidad para facilitar la interacción con la llegada de los vehículos autónomos.
El primer semáforo fue diseñado por el ingeniero británico John Peake Knight, quien en diciembre de 1868 lo instaló en pleno centro de Londres, frente al Parlamento de Westminster; empero, a los pocos meses explotó accidentalmente.
En 1914 surgió la hermana del semáforo: la farola eléctrica, que facilitó la invención de un aparato más seguro para regular el tráfico, y así Garrett Augustus Morgan colocó el “primer semáforo moderno” en el cruce de la avenida Euclid y la calle 104, en Cleveland.
Ese diseño trajo consigo el uso de luces rojas y verdes, e incorporaba un altavoz para advertir del paso o no. No fue sino hasta los años 50 cuando se introdujeron las figuras humanas que resaltan sobre los colores para regular a coches y peatones.
El color ámbar llegó en 1920 con un nuevo diseño de William Potts, que en Detroit (capital automovilística por antonomasia) cosechó elogios al conseguir transmitir la señal de precaución como punto intermedio entre el rojo y el verde.
Ahora, 110 años después, un estudio en la revista Computer-Aided Civil and Infrastructure Engineering da a conocer que en un futuro cercano se podría ver un nuevo color en los semáforos tradicionales: la luz blanca, que surge para integrar a los vehículos autónomos.
De acuerdo con ingenieros de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, liderados por el doctor Ali Hajbabaie, la luz blanca sería para que los autos sin conductor, con su capacidad de procesamiento y comunicación, gestionen el flujo en las intersecciones.
Cuando una luz blanca aparezca en el semáforo, indicaría que un vehículo autónomo está presente, coordinando el movimiento de los automóviles en esa intersección. La idea es aprovechar la avanzada tecnología de los autos sin conductor para mejorar el flujo vehicular.
“Las luces rojas seguirán significando que hay que parar, las verdes que hay que avanzar, y las blancas indicarán a los conductores humanos que simplemente deben seguir al coche que tienen delante”, precisa el estudio.
Sin embargo, hasta que los autos autónomos se conviertan en norma, los semáforos continuarán con las tradicionales luces roja, ámbar y verde; empero, sostiene que la inclusión de la blanca sería un paso intermedio para facilitar la eficiencia del tráfico.