Buscando reducir la incertidumbre sobre su existencia en vida silvestre, investigadores del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizan el primer censo de ajolotes silvestres en una década.
Hay que recordar que recientemente la propia UNAM dio a conocer que para 2025 ya no habrán más ajolotes según modelos matemáticos, pero el último registro de la población silvestre data de 2014, cuando había poco más de 30 ejemplares por kilómetro cuadrado. Debido al tiempo transcurrido, no hay certeza sobre esos números en años recientes.
El doctor Luis Zambrano González recordó que en 1998 se elaboró un censo que registró seis mil ejemplares por kilómetro cuadrado, según la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), pero tras el último censo, la cifra descendió hasta los 36 ejemplares.
“Es importante lo que dice la gente, pero tenemos que estar seguros de su existencia en vida silvestre. Esa es parte de la razón del conteo, pues nos va a ayudar a combatir la desinformación”, señaló Zambrano González, quien, junto a la maestra Vania Anaid Mendoza Solís, son los líderes del proyecto del censo de ajolotes.
Los científicos explicaron que el primer muestreo está dividido en varias fases. La primera se llevó a cabo a partir de mediados de septiembre y terminó el pasado 28 de octubre, por lo que iniciarán la revisión de los resultados y se publicarán en el primer semestre de 2025. Además, se planea realizar otro registro en 2026.
Mendoza Solís apuntó que las causas que afectan a los ajolotes son la urbanización, calidad del agua e introducción de especies exóticas. Además del censo, los investigadores revisan sitios donde los anfibios fueron percibidos anteriormente; toman muestras de ADN ambiental; evalúan la calidad del líquido, los nutrientes y la biodiversidad.
“Lo que hemos podido percibir es una gran densidad de tilapias. No podemos hacer una evaluación sobre la presencia de este anfibio hasta terminar los análisis, pero la especie está en una situación crítica, lo cual nos anuncia que Xochimilco, su casa, se encuentra en gran deterioro y eso afectará la calidad de vida de los capitalinos”, indicó el investigador.
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Actualmente, la UNAM promueve varias estrategias para ayudar a prevenir la pérdida del ajolote y de su hábitat, como el proyecto “Chinampa-refugio”. Investigadores y chinamperos trabajan en conjunto para la habilitación de espacios que sirven de refugio para los ajolotes y las especies nativas en general.
En los extremos de esos refugios se colocan filtros especiales conectados a un canal que permite el intercambio de agua. Están construidos de tal forma que impiden que carpas y tilapias ingresen, y se mejora la calidad del agua. Por ahora, estos lugares representan 0.5 por ciento del área de canales de Xochimilco y se tienen que ampliar hasta en 200 veces la zona de cobertura.
Además, este jueves 21 de noviembre se lanzará la tercera edición de la campaña “Adopta un ajolote”, para que las personas puedan apoyar en el mantenimiento de 130 animales que serán puestos en adopción virtual. Los ejemplares continuarán viviendo en el laboratorio, pero quienes los adopten podrán darles un nombre y a cambio recibirán información de su comportamiento, desarrollo y ubicación.
Con información de UNAM y Proceso.