La arena es el segundo material sólido más utilizado en el mundo después del uso del agua, y cada año se explotan 50 mil millones de toneladas sin que haya una vigilancia adecuada del impacto de su extracción en la naturaleza, por lo que su uso debe regularse para proteger la biodiversidad.
La Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático del Senado exige a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) un informe del estado actual de las concesiones para la extracción de arena en las playas mexicanas.
Al mismo tiempo, los integrantes de la comisión legislativa exigen a la Semarnat y Profepa que respondan las denuncias de explotación ilegal de arena porque se trata de un problema que amenaza la biodiversidad y la seguridad de las comunidades costeras.
“La explotación de arena es un problema real y de alcance mundial que debe atenderse para evitar daños irreparables a los ecosistemas. Por ello, solicitamos garantizar una supervisión las concesiones”, alerta la presidenta de esa comisión, Maki Esther Ortiz Domínguez.
Explica que ese problema está directamente relacionado con la creciente demanda mundial de arena, impulsada por la construcción masiva y la urbanización acelerada.
La senadora del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) por Tamaulipas señala que el mercado mundial de arena y grava genera alrededor de 57 mil millones de euros (59 mil 384 de dólares) al año, de los que una porción considerable proviene del mercado negro, impulsado en parte por mafias en países como la India.
Extracción ilegal
La médica cirujana de profesión destaca la importancia de investigar las denuncias de explotación ilegal, que han aumentado sobre todo en estados costeros como Baja California Sur, Jalisco y Veracruz, donde la población local ha expresado su preocupación.
Ortiz Domínguez sostiene que el uso excesivo de arena es para producir hormigón y la construcción de viviendas, carreteras y hospitales, pero su extracción de lugares como ríos y playas pueden causar graves daños ambientales.
La política mexicana advierte que la extracción ilegal de arena provoca erosión y salinización de acuíferos, la pérdida de protección contra las mareas de tempestad y el deterioro de la biodiversidad.
La titular de la Comisión de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático explica que “la arena no es sólo un recurso natural; es el fundamento de la biodiversidad costera y una barrera natural que protege nuestras costas de fenómenos como las mareas de tempestad y el aumento del nivel del mar”.
“Su desaparición, provocada por la explotación descontrolada, pone en riesgo no sólo a los ecosistemas costeros, sino también a las poblaciones que dependen de esos espacios naturales para su seguridad y sustento”, sostiene la senadora verde.
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La extracción ilegal de arena reduce la franja litoral, modifica la conformación natural del terreno, achica la zona de amortiguamiento del oleaje y genera impactos negativos ecológicos, lo que pone en riesgo el equilibrio del ecosistema, explica Maki Ortiz.
La extracción de arena ha duplicado la capacidad de regeneración natural, agravada por la demanda, que ha crecido 60 por ciento desde el inicio del siglo y en China más de 400 por ciento. En California se estima que cada año desaparecen 30 kilómetros cuadrados de playas debido a la erosión.