Quién te haya dicho que ver Dragon Ball solo te quita el tiempo, la próxima vez que veas a esa persona cuéntale la historia de Andrew Kunz, un niño de 11 años que logró vencer el ataque de picaduras de 400 abejas africanas gracias a que pudo liberar su “ki”.
Cabe señalar que el piquete de abeja africana suele ser mortal, y más para un niño; sin embargo en este caso, la técnica utilizada por Vegeta y Gokú, logró salvarle la vida a Andrew.
Dragon Ball Z es una serie animada creada por Akira Toriyama que narra la historia de Goku, un guerrero de la raza saiyajin enviado a la Tierra con la misión de conquistarla. Sin embargo, tras sufrir un golpe en la cabeza, pierde la memoria y crece como un ser humano, dedicando su vida a proteger el planeta de amenazas provenientes del espacio.
Por otro lado, Vegeta, quien inicialmente es el rival de Goku, también pertenece a la misma raza de poderosos luchadores. Ambos pueden incrementar su fuerza controlando su “ki”, una energía interna que liberan mediante gritos y tensión corporal. Esta misma técnica fue la que Andrew utilizó para amortizar la picadura de las 400 abejas.
El ataque ocurrió en un lugar de Arizona, Estados Unidos, y su historia ha comenzado a hacerse viral en internet por replicar una técnica sacada de la fantasía, pero que rindió frutos en la vida real.
Grito y adrenalina ayudaron al menor a salvar su vida
De acuerdo con un médico, que retomó el caso de Andrew, la razón por la que el pequeño sigue vivo es debido a que gritó con la intención de imitar a Vegeta y Gokú buscando aumentar su “ki” y así transformarse en súper saiyajin.
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Este esfuerzo físico se combinó con el estrés en su cuerpo y al verse en peligro hizo que su organismo liberara una cantidad de adrenalina en extremo. Dicha hormona puede aumentar hasta 150 veces en momentos de tensión.
Según se explicó, la gran cantidad de adrenalina que el niño produjo equivale a generar una descarga natural de EpiPen, una dosis de epinefrina, usada para revertir reacciones alérgicas y salvar vidas, tal como le ocurrió a Andrew Kunz.
Con información de El Heraldo de México.