El pasado 31 de enero de 2024, una tragedia sacudió el suburbio de Detroid, Michigan, cuando Thomas Cooper, un niño de apenas cinco años, murió incinerado en el interior de una cámara hiperbárica del Centro Oxford de Troy. Según las autoridades, el accidente fue consecuencia directa de negligencias graves y prácticas médicas no autorizadas, los cuatro culpables fueron detenidos este lunes.
Fallos de seguridad y negligencia habrían provocado el incendio que cobró la vida de Thomas Cooper
Dana Nessel, fiscal general de Michigan, calificó el incidente como “una tragedia fácilmente evitable” y aseguró que su oficina consultó a expertos para entender las causas. “Una sola chispa bastó para provocar un incendio devastador que incineró al niño en cuestión de segundos”, declaró Nessel durante una conferencia de prensa.
La terapia hiperbárica implica la inhalación de oxígeno puro en un entorno presurizado. Aunque está aprobada para ciertas condiciones médicas, como quemaduras graves, enfermedad por descompresión y heridas resistentes, el tratamiento no cuenta con aval científico para otros trastornos como la apnea del sueño o el TDAH, dolencias que presentaba Thomas. A pesar de ello, el centro ofrecía estas sesiones sin respaldo médico oficial y sin la acreditación de la Undersea and Hyperbaric Medical Society.
El día del accidente, no se habían realizado las inspecciones de rutina en la cámara hiperbárica, no había personal médico capacitado supervisando el tratamiento, y tampoco se utilizó la correa de conexión a tierra esencial para evitar descargas electrostáticas, según reveló Nessel. La combinación de estos factores convirtió el dispositivo en un ambiente altamente inflamable. Keith Young, teniente del Departamento de Bomberos de Troy, explicó que “el oxígeno puro en un entorno presurizado incrementa exponencialmente el riesgo de combustión”.
La madre del niño incinerado resultó también resultó herida; hay cuatro culpables
La explosión mató a Thomas al instante, mientras su madre, que estaba junto a la cámara, sufrió heridas. Cuatro empleados del Centro Oxford fueron arrestados el 10 de marzo: Tamela Peterson, fundadora y directora ejecutiva del centro; Gary Marken, director de la instalación; Gary Mosteller, director de seguridad; y Aleta Moffitt, quien operaba la cámara en ese momento.
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Los cargos varían entre asesinato en segundo grado y homicidio involuntario. Además, Moffitt enfrenta acusaciones por haber alterado expedientes médicos. “El centro explotaba la desesperación de los padres que buscaban tratamientos para sus hijos, sin importar los riesgos”, denunció Nessel.
Mientras la defensa de los acusados insiste en que fue un accidente, la fiscalía mantiene que las negligencias sistemáticas causaron la tragedia. La comunidad, conmocionada, espera respuestas mientras el proceso judicial sigue su curso.
Con información de Proceso