La noche del miércoles 23 de abril fue testigo de un espectáculo astronómico impactante en el cielo del sur de Brasil. Un meteorito de gran tamaño surcó la atmósfera e iluminó el firmamento por unos segundos antes de desintegrarse. El fenómeno fue captado por las cámaras del Observatorio Espacial Heller y Jung, y ya está siendo considerado por los expertos como uno de los más importantes registrados en los últimos años en esa parte del continente.
Carlos Fernando Jung, director del observatorio, explicó que el meteorito fue visible durante unos 10 intensos segundos, exactamente a las 7:01 p. m. Según sus primeras estimaciones, este podría ser el meteorito más grande que ha atravesado los cielos de Rio Grande do Sul desde el año 2020. Aunque ingresó desde el océano Pacífico, su brillo fue tal que muchos testigos pudieron verlo claramente desde diferentes puntos del estado brasileño, antes de que se extinguiera ya sobre tierra firme.
Un bólido fuera de lo común
Este meteorito no fue cualquier cuerpo celeste. Jung lo definió como un bólido, una categoría que agrupa a aquellos meteoros que se destacan por su excepcional luminosidad. Son tan brillantes que logran destacar incluso sobre otros fenómenos similares. La diferencia clave entre una bola de fuego y un bólido, explicó el experto, está en el comportamiento y la intensidad. Mientras las bolas de fuego suelen ser grandes y luminosas, los bólidos brillan intensamente en un destello fugaz que deja una estela muy visible.
Gracias a los sensores del observatorio, fue posible rastrear la trayectoria del meteorito. Ya se iniciaron tareas de investigación en la zona donde se estima podrían haber caído fragmentos. El objetivo de los científicos es recolectar esos restos para analizarlos y así comprender mejor la composición y el origen del objeto.
Coincidencia con la lluvia de meteorito Líridas
Curiosamente, el avistamiento del meteorito coincidió con la lluvia de meteoros Líridas, que fue visible entre el lunes 21 y el martes 22 de abril. No obstante, Jung fue enfático al decir que no existe relación entre ambos eventos. Aunque hubo neblina en esos días, las cámaras del observatorio lograron captar varios meteoros cruzando el cielo, propios de esa lluvia anual.
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Las Líridas ocurren cada abril, cuando la Tierra atraviesa la estela dejada por el cometa Thatcher. Son conocidas por su velocidad y por los destellos luminosos que dejan tras de sí. En su punto más intenso, se llegaron a observar hasta 12 meteoros por hora. A diferencia del bólido del día 23, los meteoros de esta lluvia dejan una estela que permanece en el cielo por algunos segundos antes de desaparecer lentamente.
Con información de El Tiempo.