Un caso estremecedor ocurrido en el municipio de Kanasín, Yucatán, ha puesto en el centro de atención a los llamados centros de rehabilitación cristianos. Un hombre perdió la vida tras ser brutalmente agredido dentro de uno de estos establecimientos, ubicado en la colonia San Antonio. Los agresores fueron detenidos hoy, 26 de mayo.
Según los informes oficiales, la víctima, identificado como Abraham de Jesús P.P., fue sometido a un acto de tortura que incluyó esposarlo, amarrarle los pies y encerrarlo en un clóset, donde fue golpeado de manera reiterada. Horas después, falleció a consecuencia de un traumatismo abdominal cerrado, producto de las agresiones. El Servicio Médico Forense confirmó que la causa de muerte fueron los golpes recibidos.
La Fiscalía General del Estado y la Secretaría de Seguridad Pública actuaron con rapidez y lograron identificar a cuatro personas presuntamente involucradas, quienes ya fueron presentadas ante un juez de control. Se trata de:
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Jesús Alberto “N.”, alias El Chino, albañil de 23 años, originario de Mérida.
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Rigel “N.”, alias Coli, desempleado de Chablekal, también de 23 años.
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Pedro Manuel “N.”, técnico en aire acondicionado de 28 años, residente de Mérida.
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Miguel Ángel “N.”, conocido como Padrino, de 34 años, originario de Villahermosa, Tabasco, y encargado del centro.
Los culpables del homicidio en el centro de rehabilitación de Kanasín enfrentan cargos
Los cuatro enfrentan cargos por homicidio calificado cometido en pandilla y permanecerán en prisión preventiva mientras se desarrolla el proceso penal. La autoridad judicial dictó auto de formal prisión tras considerar suficientes las pruebas presentadas por el Ministerio Público.
Este crimen ha causado profunda indignación en la comunidad local. El centro de rehabilitación donde ocurrieron los hechos operaba bajo una fachada religiosa, promoviendo apoyo espiritual a personas con problemas de adicción. Sin embargo, las condiciones al interior distaban mucho de ser terapéuticas o seguras.
Familiares de pacientes que actualmente reciben atención en centros similares han manifestado su preocupación. Algunos incluso han solicitado a las autoridades realizar inspecciones más rigurosas en este tipo de instituciones, para evitar que hechos como este se repitan.
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Mientras el caso sigue su curso legal, la FGE continúa investigando para determinar si existen más implicados o responsables dentro del centro. La sociedad exige justicia y mayor control por parte de las autoridades sobre los centros de rehabilitación, especialmente aquellos que operan sin una regulación estricta.
El homicidio de Abraham de Jesús ha puesto en evidencia los riesgos que enfrentan muchas personas dentro de estos espacios, que en lugar de ofrecer ayuda, terminan convirtiéndose en escenarios de violencia.
Con información de El Imparcial