Un bebé de 10 meses murió en Albuquerque, Nuevo México, tras haber sido dejado durante varias horas dentro de una camioneta estacionada, en lo que las autoridades describieron como un “incidente extremadamente trágico”.
El caso ha generado conmoción a nivel nacional y reabre el debate sobre las muertes infantiles en vehículos bajo altas temperaturas.
El Departamento de Policía de Albuquerque (APD) informó que recibió una llamada de emergencia desde una vivienda en Tres Ritos Road SW en horas de la tarde. El bebé fue hallado inconsciente dentro del vehículo perteneciente a un cuidador familiar, un hombre joven a quien los padres le habían confiado al niño alrededor de las 10:00 de la mañana, hora local.
Cuando los familiares intentaron ubicar al bebé más tarde ese día, se percataron de que no estaba dentro de la casa. El cuidador, al revisar la camioneta, encontró al menor en estado crítico. Inmediatamente, se iniciaron maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) antes de que llegaran los equipos de emergencia.
Los primeros en llegar fueron los miembros del Albuquerque Fire Rescue, alrededor de las 5:00 p.m., seguidos por los oficiales de policía. A pesar de los esfuerzos prolongados por revivir al niño, el menor fue declarado muerto en el lugar, según confirmó el portavoz policial Gilbert Gallegos durante una conferencia de prensa.
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Aunque la causa exacta de la muerte será determinada mediante una autopsia, las autoridades sospechan que el calor fue un factor determinante. No se ha informado oficialmente cuál era la temperatura dentro del vehículo, pero Gallegos subrayó que el bebé estuvo expuesto al interior del automóvil durante “varias horas”.
Según datos de la organización nacional Kids and Car Safety, al menos tres niños han muerto este año en Estados Unidos por haber sido dejados en vehículos calurosos. En promedio, cerca de 40 menores mueren cada año en el país por esta causa.
El Departamento de Niños, Jóvenes y Familias de Nuevo México (CYFD) fue notificado sobre el caso, pero no tiene registros previos relacionados con esta familia. La unidad especializada en Crímenes contra Menores del APD también participa en la investigación, que permanece abierta.
Hasta el momento, no se han presentado cargos contra el cuidador ni contra ningún otro familiar. Según Gallegos, el joven a cargo del bebé se alejó de la casa antes de la llegada de la policía, pero luego regresó voluntariamente para ser interrogado. “Sus familiares creen que estaba en estado de shock. Dijeron que es una buena persona, pero estaba profundamente afectado por lo que ocurrió“, declaró Gallegos.
Expertos en seguridad infantil reiteran que el interior de un automóvil puede alcanzar temperaturas mortales en cuestión de minutos, incluso cuando el clima exterior no parece extremo. Los niños pequeños son particularmente vulnerables porque su temperatura corporal sube de tres a cinco veces más rápido que la de los adultos.
El caso de Albuquerque se suma a una lista creciente de tragedias evitables. Según Kids and Car Safety, estos incidentes suelen ocurrir por descuidos, malentendidos o cambios en la rutina habitual del cuidador. Las campañas de prevención han insistido en la importancia de verificar siempre el asiento trasero del vehículo, incluso cuando no se cree que haya nadie dentro.
La policía de Albuquerque y el fiscal local continúan evaluando los detalles del caso para determinar si hubo negligencia criminal o si se trató de un accidente sin intención maliciosa. Por ahora, el enfoque está en recoger testimonios de familiares, vecinos y testigos para reconstruir con precisión la cadena de hechos.
“Es una situación devastadora para todos los involucrados”, expresó Gallegos. “Nuestros detectives seguirán trabajando para entender cómo ocurrió esta tragedia y evitar que vuelva a repetirse con otro bebé”.
Con información de ABC News.