Elon Musk vuelve estar en el centro de la polémica luego de que se diera a conocer que una de sus naves Starshp, de Space X, dejó fragmentos en costas mexicanas. Esto, tras su fallida novena prueba de reingreso realizada desde la base Starbase en Texas, que tenía como objetivo el despliegue de carga útil desde la nave y el reencendido de motores en el espacio.
Durante esta prueba, se buscaba que ambas etapas del cohete, incluido el módulo de carga, lograran regresar de forma controlada a la Tierra. Sin embargo, las dos se desintegraron durante su retorno a la atmósfera. Según reportes, el propulsor Super Heavy cayó en el Golfo de México, explotando en el proceso y generando una cantidad alarmante de residuos.
Por lo anterior, Jesús Elías Ibarra Rodríguez, presidente de la asociación civil Conibio Global A.C., denunció la presencia de millones de partículas y restos de la nave en al menos 40 kilómetros de playa en Matamoros, específicamente en la playa Bagdad. Los fragmentos, según indicó, podrían representar un severo riesgo ecológico.
Uno de los principales temores es el impacto sobre la vida marina. La asociación advirtió que el ecosistema costero podría verse gravemente afectado, especialmente por la presencia de tanques metálicos que parecen pertenecer al sistema contra incendios del cohete, los cuales fueron identificados por sus etiquetas visibles.
Este tipo de contaminación también amenaza directamente a las especies en peligro, como la tortuga lora, cuya temporada de anidación se encuentra en curso. Asimismo, Conibio Global subrayó que las crías podrían confundirse y alimentarse con residuos plásticos, lo que comprometería los esfuerzos de conservación realizados durante los últimos ocho años.
A raíz de estos hallazgos, la organización ha solicitado la intervención de otras asociaciones ambientales y de autoridades federales como la Profepa. El objetivo es llevar el caso a instancias internacionales para exigir que SpaceX rinda cuentas por los daños ocasionados.
Según la empresa, el Super Heavy logró ejecutar una maniobra para separar la nave superior y luego comenzó su descenso con un ángulo pronunciado, diseñado para reducir la velocidad sin usar tanto combustible. Sin embargo, durante el intento de reinicio de motores antes del amerizaje, se perdió comunicación y ocurrió un “desensamblaje rápido no planificado”, según sus propios términos.
Cabe mencionar que, no es la primera vez que los restos de SpaceX llegan a costas mexicanas. En noviembre de 2024, una situación similar fue reportada por la misma asociación, que en su momento denunció el daño ambiental ante la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
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En aquella ocasión se señalaron tanto los efectos contaminantes en la atmósfera como los riesgos para la biodiversidad marina. Se solicitó incluso que se exigiera a SpaceX un reporte técnico sobre los incidentes, así como la aplicación de medidas de mitigación y planes de contingencia.
Con la llegada de nuevos residuos este año, se reaviva el debate sobre el impacto de los lanzamientos espaciales en ecosistemas vulnerables y la necesidad de establecer normativas internacionales más estrictas en torno a la basura espacial que termina afectando regiones alejadas de los centros de lanzamiento.
Con información de Xataka MX.