Después de una denuncia anónima sobre el saqueo de restos óseos en una cueva subterránea en Coahuila, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizó un rescate arqueológico.
Y es que resulta que el conjunto de los restos óseos encontrados en la cueva son, cuando menos, de hace 500 años de antigüedad. Por lo que expertos del INAH explicaron que este hallazgo (ubicado en el Área Natural Protegida de Ocampo, en Coahuila) dará información relevante respecto a los pobladores nómadas de dicha región.
RESCATE DE LOS RESTOS ÓSEOS ANTIGUOS
Yuri de la Rosa Gutiérrez, arqueólogo-perito, comentó que “se trata de una cueva mortuoria prehispánica con las características generales de este tipo de sitios en el desierto”.
De acuerdo con el arqueólogo, los cuerpos debieron estar envueltos en textiles (en una especie de bultos mortuorios), que estaban acompañados por diversos objetos ubicados tanto en el bulto como depositados en el suelo, depositados en cestos y petates, pero desafortunadamente el saqueo alteró el contexto.
No obstante, de la Rosa Gutiérrez enfatizó en que se podrá recuperar información relevante sobre las poblaciones cazadoras-recolectoras que habitaban la región en época prehispana.
También hizo énfasis en que los habitantes del desierto eran expertos en elaborar sogas de diferentes grosores, las cuales les permitían introducirse en la profundidad de las cuevas para sus ritos mortuorios.
Asimismo, los expertos informaron que el sitio de enterramiento es parecido al de la Cueva de la Candelaria, con un tiro que conduce a la parte baja donde se ubican varias cámaras; pero la ubicación de este descubrimiento es más cercana a la frontera con Estados Unidos.
Hay que tener en cuenta que la Cueva de la Candelaria -explorada en el desierto de Coahuila entre 1953 y 1954-, marcó una gran diferencia para poder saber más sobre las sociedades que habitaban en el desierto.
¿QUÉ ENCONTRARON EN LA CUEVA?
La antropóloga física, Eva Zamarrón, realizó un primer análisis dentro de dicho sitio donde se recuperaron 12 cráneos completos, de los cuales cinco corresponden a infantes, uno aún con dientes temporales y dos con permanentes a punto de salir.
Además se recuperaron cientos de huesos de todas las partes del cuerpo humano. La especialista estima que corresponden, por lo menos, a 17 individuos masculinos y femeninos, tanto niños como jóvenes y adultos.
Los 15 fragmentos de textiles corresponden a cuatro tipos de petates elaborados en la época prehispánica, recuperados en la superficie de la cámara y dentro de grietas.
Debido a las intervenciones de personas ajenas al lugar, el INAH realizó el rescate arqueológico de los materiales óseos y culturales para evitar que siga habiendo saqueos.
Es por ello que los vestigios fueron trasladados al Museo Regional de La Laguna, en Torreón, Coahuila, donde serán limpiados, conservados y analizados. Mientras que la cueva mortuoria se agregará al catálogo nacional de sitios arqueológicos de Coahuila, registrados por el INAH.
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HALLAZGO DEL LUGAR
Para poder llegar al lugar, el arqueólogo-perito Yuri de la Rosa Gutiérrez, quien se apoyó con especialistas de la Asociación Coahuilense de Espeleología, ubicó la boca de entrada a la cámara mortuoria: un agujero casi imperceptible en la gran inmensidad de las montañas.
Después de encontrar la entrada, los expertos tuvieron que ir trazando una ruta para poder entrar. Así que por un tiro vertical, de solo 50 centímetros de ancho, se deslizaron cuatro metros y llegaron a un primer nivel; después de cruzar una grieta, ya en completa oscuridad, se abre de manera natural una sala
Posteriormente tuvieron que bajar de forma vertical otros ocho metros hasta llegar al lugar donde se encontraron los restos óseos, la cual es una pequeña cámara semicircular donde yacían fragmentos de textiles -que son muy característicos de las culturas del desierto- revueltos con los huesos humanos.