Activistas señalaron a elementos de la Guardia Nacional por presuntamente disparar contra un perrito en el municipio de San Agustín Tlaxiaca, en Hidalgo.
El hecho ocurrió en la colonia Santa Catarina y ha generado denuncias públicas por parte de la rescatista Vania Castillo, quien documentó el caso y pidió apoyo para la atención médica del animal.
Según el relato de Castillo, elementos de la Guardia Nacional habrían accionado sus armas en al menos dos ocasiones contra el canino conocido como “Hachi”.
Uno de los disparos causó una grave lesión en una de sus patas traseras, mientras que el otro impacto alcanzó un músculo. Tras el ataque, el perrito se refugió debajo de un brincolín cercano, donde fue hallado por vecinos de la zona, quienes intentaron auxiliarlo pero carecían de los recursos para cubrir sus gastos médicos.
La activista acudió al lugar para rescatar al perro y lo trasladó a un hospital veterinario donde se le diagnosticó la necesidad de una cirugía ortopédica urgente para salvar su extremidad afectada.
Ante la falta de fondos suficientes, se lanzó una campaña para recabar donaciones que permitan cubrir el costo de la operación. A la par, se exigió a las autoridades correspondientes que inicien una investigación exhaustiva para sancionar a los responsables de la agresión.
El incidente ha puesto en evidencia la problemática de maltrato animal en Hidalgo. Organizaciones defensoras de animales han señalado un aumento en las agresiones hacia perros callejeros.
Críticas a la Guardia Nacional por el caso en Hidalgo
El ataque al perrito “Hachi” no solo ha movilizado a activistas y ciudadanos, sino que ha encendido el debate sobre el papel que juegan las fuerzas federales en la seguridad pública local.
La Guardia Nacional, cuya función es resguardar el orden en todo el país, ha sido señalada por acciones que van más allá de su mandato, generando cuestionamientos sobre sus métodos.
En Hidalgo, el caso ha cobrado relevancia por la intervención directa de los agentes contra un animal que, según vecinos, era un “guardia” del barrio debido a sus ladridos para alertar sobre vehículos desconocidos.
La agresión presuntamente cometida “por diversión” ha sido condenada públicamente, mientras se sigue de cerca la evolución médica del canino.
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Además, este hecho se enmarca en un contexto donde en el estado de Hidalgo recientemente se denunció la existencia de una perrera clandestina en Mixquihuala, donde animales eran presuntamente torturados y asesinados.
Las autoridades locales iniciaron indagatorias luego de que activistas revelaran imágenes del lugar.
Por ahora, el seguimiento al caso de San Agustín Tlaxiaca permanece en manos de activistas y colectivos civiles que buscan que la investigación oficial avance y se apliquen sanciones.
Mientras tanto, el perrito continúa bajo el cuidado del veterinario, a la espera de la cirugía que podría mejorar su calidad de vida.
Con información de El Universal