El asesinato público de Mariam Cisse, una reconocida influencer de TikTok con 90 mil seguidores, ha conmocionado a Malí y ha puesto de relieve la creciente inseguridad en el país.
Cisse fue secuestrada y ejecutada por presuntos miembros del grupo yihadista Jama’at Nasr al-Islam wal-Muslimin (JNIM), vinculado a Al Qaeda, tras ser acusada de colaborar con el ejército maliense. La ejecución en la Plaza de la Independencia de la ciudad de Tonka, se realizó frente a su familia y a una multitud.
El secuestro de Cisse ocurrió cuando varios terroristas armados la sacaron de una feria local mientras transmitía en directo para sus seguidores.
Su hermano relató que los yihadistas la arrestaron, acusándola de informar al ejército sobre sus movimientos.
Cisse era conocida por mostrar su apoyo a las fuerzas armadas en sus videos, donde a menudo vestía uniformes militares. Al día siguiente, los secuestradores la trasladaron en motocicleta hasta Tonka, donde la ejecutaron públicamente.
Su hermano, obligado a presenciar la escena entre la multitud en Malí, describió el acto como devastador.
Fuentes de seguridad consultadas por Daily Mail calificaron el asesinato de Cisse como un acto de “barbarie”, mientras que un funcionario local lo describió como “innoble” y señaló que los terroristas buscaban desalentar el apoyo público a las fuerzas gubernamentales. La noticia ha generado indignación y temor entre la población, que percibe un aumento de la violencia yihadista en la región.
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El grupo JNIM, considerado por Naciones Unidas como la principal amenaza en el Sahel, ha intensificado sus acciones en Malí en los últimos meses. Los terroristas han impuesto bloqueos de combustible que han obligado al cierre de escuelas y han dificultado la cosecha en varias regiones.
Además, el grupo financia sus operaciones mediante secuestros y el cobro de impuestos, y ha expandido su control territorial, aunque la magnitud exacta de esta expansión aún no se ha determinado.
JNIM busca implementar la ley islámica y desplazar a los gobiernos locales, gobernando de manera indirecta a través de acuerdos con distintas comunidades.
La junta militar que gobierna Malí desde los golpes de Estado de 2020 y 2021 enfrenta crecientes críticas por su incapacidad para frenar la expansión yihadista. El presidente Assimi Goita ha instado a la población a reducir los desplazamientos y ha prometido hacer todo lo posible para garantizar el suministro de combustible, en medio de una crisis que ha dejado al país sin control efectivo sobre gran parte de su territorio.
Con información de Daily Mail.
