En China, el desempleo juvenil continúa siendo un tema preocupante. Actualmente, el 14.5 por ciento de los jóvenes carece de trabajo, una situación que, además de generar incertidumbre económica, implica un fuerte estigma social. En la cultura china, no tener empleo se asocia con falta de esfuerzo o de responsabilidad, lo que genera una presión constante para demostrar productividad.
Ante este panorama, algunos jóvenes han recurrido a una práctica inesperada que consiste en pagar por aparentar que tienen un trabajo, mientras continúan buscando uno real. Esta tendencia ha impulsado el surgimiento de múltiples empresas que ofrecen espacios y ambientes diseñados para simular una jornada laboral.
La expectativa tradicional en la sociedad china dicta que, al terminar la universidad, los jóvenes deben integrarse cuanto antes al mundo laboral. Se espera que continúen preparándose, realicen prácticas profesionales o se involucren en actividades temporales. Quienes no lo hacen son señalados como “ken lao”, un término que describe a quienes no estudian ni trabajan y dependen por completo de sus padres, lo cual carga un fuerte juicio social.
Para evitar ese estigma, algunos jóvenes optan por refugiarse en oficinas falsas. Empresas como Pretend to Work Company han ganado popularidad al rentar espacios que imitan ambientes corporativos. Por una tarifa cercana a 75 pesos al día, los usuarios pueden acceder a escritorios, conexión a internet, salas de juntas y un entorno que imita una oficina típica. Su publicidad en plataformas como Xiaohongshu destaca la idea de “trabajar… mientras se busca trabajo”.
Estos lugares funcionan también como espacios de contención para quienes temen decepcionar a sus familias. Por ejemplo, Shui Zhou, de 30 años, comentó a la BBC que asiste diariamente para mantener una rutina, ampliar contactos y aprender nuevas herramientas de inteligencia artificial, además de tranquilizar a sus padres sobre su “situación laboral”. Casos similares se repiten entre recién graduados que incluso utilizan estos sitios para generar evidencias de prácticas profesionales.
Otra joven de Cantón, China reveló a El País que dejó su empleo en 2024 por estrés y que ahora asiste a una oficina falsa pagando alrededor de 400 yuanes mensuales (más de mil pesos), simplemente para evitar admitir en casa que está desempleada. Este tipo de espacios se ha convertido en un refugio ante la presión social y la expectativa constante de ser productivo.
Expertos señalan que este fenómeno refleja un intento de los jóvenes por tomar distancia de las normas sociales. El antropólogo Biao Xiang, del Instituto Max Planck, apunta que estos sitios ofrecen un “escudo” emocional ante el juicio externo. Mientras tanto, el creador de Pretend to Work Company lo plantea sin rodeos: “Lo que vendo no es un empleo, sino la dignidad de no sentirse inútil”.
Cabe señalar que, el desempleo juvenil en China se disparó tras la pandemia y alcanzó cifras tan altas en 2023 que casi la mitad de esta población no tenía trabajo (46.5 por ciento), según el estudio realizado por la Universidad de Pekín. La cifra fue tan elevada que el gobierno dejó de publicar datos oficiales por un tiempo. Aunque actualmente el porcentaje bajó a 14.5 por ciento, la llegada de más de 12 millones de nuevos graduados podría elevar nuevamente la tasa.
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Paralelamente, ha surgido un movimiento juvenil que rechaza el extremo ritmo de trabajo que representaba la cultura “996”. Este nuevo enfoque, conocido como Tang Ping o “tumbarse”, promueve una vida más equilibrada, empleos menos demandantes y la búsqueda de bienestar personal por encima de las presiones sociales o económicas.
Con información de Xataka MX.
