La diputada del PT, Martha Aracely Cruz Jiménez, tomó la palabra durante la sesión en San Lázaro, para denunciar públicamente lo que calificó como un acto de violencia simbólica y sexual atribuido al legislador de Morena, Cuauhtémoc Blanco.
La legisladora afirmó que la simulación de un beso realizada por el exgobernador de Morelos constituye una forma de acoso que no debe minimizarse, pues reproduce esquemas de desigualdad dentro del propio recinto parlamentario.
Aracely Cruz sostuvo que el gesto no solo buscó ridiculizarla, sino cuestionar su legitimidad política y enviar un mensaje de intimidación.
Agregó que la reacción posterior en algunos espacios mediáticos contribuyó a revictimizarla, al normalizar actitudes que, dijo, perpetúan la cultura machista.
“La violencia simbólica no es un juego ni una broma, y la revictimización legitima a los agresores”, expresó Aracely Cruz ante el pleno.
También advirtió que guardar silencio significaría convalidar un comportamiento que vulnera a las mujeres y afecta la vida institucional del Congreso.
Con firmeza, exigió respeto y responsabilidad, e hizo un llamado a reconocer la gravedad del incidente para evitar que hechos similares se repitan.
La denuncia fue turnada a la Comisión de Ética, donde se analizará el caso.
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En su declaración pública, Cuauhtémoc Blanco resaltó su posicionamiento en el marco del 25 de noviembre, “Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres”, el exfutbolista sostuvo que el gesto mostrado en el video careció completamente de intencionalidad ofensiva, catalogándolo como “un gesto aislado, sin ánimo de confrontación y alejado de cualquier forma de falta de respeto”. Explicó que su actuar no buscó menoscabar ni confrontar a ninguna persona, reforzando que la vida pública exige “dignidad, mesura y compromiso Irrestricto con el respeto hacia todas las personas”.
Fue enfático al negar cualquier conducta que pudiese encuadrarse como violenta o irrespetuosa: “Respeto las opiniones expresadas; sin embargo, rechazo categóricamente que haya existido una falta de respeto o una conducta que pudiera considerarse violenta”.
“Las descalificaciones personales, la provocación constante y los señalamientos sin sustento no contribuyen al diálogo democrático ni a la construcción de soluciones. Mucho menos deben vincularse con una causa tan seria como la eliminación de la violencia contra las mujeres”, destacó Cuauhtémoc Blanco, agregando que recurrir a dichas problemáticas únicamente para confrontar, según su perspectiva, desvían el verdadero sentido de la lucha por la justicia y la protección de quienes han sido víctimas.
Sin una disculpa directa hacia la diputada petista, Cuauhtémoc Blanco dijo mantener su “compromiso con el respeto hacia las mujeres, con un ejercicio público responsable y con un diálogo que sume, nunca que enfrente”.
Con información de El Universal.
