Una tragedia sacudió al barrio Gerardo Brook, en Estelí, Nicaragua, luego de que un niño de seis años muriera aplastado por un camión repartidor de refrescos mientras jugaba en la calle.
El fatal incidente ocurrió cuando el menor se ocultó dentro de una caja de cartón colocada a la orilla de la vía, sin que el conductor de la pesada unidad pudiera percatarse de su presencia.
El suceso quedó registrado por cámaras de seguridad de una vivienda cercana, cuyo material evidencia el dramático momento.
En las imágenes se observa al camión incorporarse a otra calle mientras realiza un giro que lo aproxima al basurero improvisado donde se encontraba la caja.
Debido a la posición del niño y la escasa visibilidad, el conductor no logró advertir que el menor estaba oculto en su interior. Para el chofer, la caja no era más que basura abandonada en la vía.
El vehículo continuó su marcha y terminó pasando encima de la caja, provocando la muerte inmediata del pequeño.
La escena, calificada por los vecinos como estremecedora, generó profunda consternación entre los habitantes del barrio, quienes describieron al menor como un niño alegre que solía jugar con frecuencia en esa misma zona.
Las autoridades locales confirmaron que el camión, identificado con placas GR 9023, era parte de una flotilla dedicada al reparto de refrescos en la ciudad.
Tras el incidente, el conductor fue detenido mientras avanza la investigación correspondiente.
Aunque el caso continúa bajo análisis, las primeras indagaciones apuntan a que se trató de un accidente en el que influyeron tanto la falta de visibilidad como el riesgo generado por permitir que los niños jueguen en espacios cercanos a la circulación vehicular.
El hecho volvió a encender el debate entre los residentes del sector, quienes hicieron un llamado urgente a los padres de familia para reforzar la supervisión de los menores, especialmente en áreas donde transitan vehículos de carga.
La comunidad coincidió en que, aunque el conductor no tuvo forma de advertir la presencia del niño, la tragedia pudo haberse evitado con una mayor vigilancia adulta.
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La muerte del menor ha causado un profundo impacto emocional en la comunidad. Padres, vecinos y autoridades coincidieron en la necesidad de reforzar la prevención, evitar que los niños se oculten en lugares inseguros y promover mayor conciencia sobre los peligros que representa el tránsito vehicular.
La tragedia, registrada en cuestión de segundos, dejó en evidencia cómo un acto de juego inocente puede convertirse en un desenlace fatal cuando la supervisión y la seguridad no están garantizadas.
Fuente: Tv Azteca
