En un fenómeno sin precedentes, la generación Z en México abandona el modelo tradicional de familia extensa para abrazar un estilo de vida centrado en la autonomía personal y el cuidado animal.
Este cambio no es una moda pasajera; responde a una visión del mundo donde el bienestar individual, la estabilidad económica y la responsabilidad ambiental dictan las nuevas reglas de la convivencia.
La generación Z en México prefieren invertir su tiempo y recursos en experiencias de vida, desarrollo profesional y el cuidado de sus animales de compañía.
Esta transformación cultural está moviendo las bases de la sociedad, obligando a instituciones y empresas a adaptarse a una realidad donde los carritos de bebé ceden su espacio a las correas de paseo.
Generación Z en México no quiere hijos
Lejos de tratarse de una moda pasajera de los jóvenes, los números están confirmando un cambio profundo en la forma de entender la vida adulta y la familia.
Tan solo en 2025, alrededor de 16 mil varones se practicaron la vasectomía – según estimaciones del IMSS – una cifra que se suma a otros 22 mil 212 procedimientos realizados en 2024 por dicho instituto y así registrar un total de 38 mil 212 hombres intervenidos.
Mientras las tasas de natalidad descienden, el mercado del cuidado animal experimenta un crecimiento explosivo. La generación Z en México ha acuñado y popularizado el término “perrihijos“, otorgando a sus mascotas un estatus familiar idéntico al de un hijo humano.
Estos jóvenes destinan una parte considerable de su presupuesto a seguros médicos para mascotas, alimentación premium, guarderías y servicios de estética canina o felina.
La psicología social sugiere que este vínculo emocional satisface la necesidad humana de cuidar y proteger, pero sin las cargas económicas y logísticas que implica la crianza de un niño.
En las principales ciudades de México, los establecimientos “pet-friendly” son ahora la norma y no la excepción, respondiendo a una demanda de consumidores que se niegan a dejar a sus compañeros de cuatro patas fuera de su vida social.
Factores económicos
Esta decisión no es sólo ideológica, sino también económica, y es que para muchos jóvenes tener un “perrihijo” es mucho más viable que criar a un pequeño.
Según la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), mantener una mascota cuesta en promedio tres mil 500 pesos al mes, esto incluyendo alimento, atención veterinaria y accesorios.
Por lo que, la manutención al año para una mascota, sería de cerca de 42 mil pesos, una cifra que es significativa, sigue siendo manejable para aquellos jóvenes con salarios precarios o con alta incertidumbre laboral.
Muchos integrantes de la generación Z en México consideran irresponsable traer nuevas vidas a un planeta con recursos limitados y un futuro ambiental incierto.
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Prefieren, en cambio, dedicar sus esfuerzos a proteger lo que ya existe, demostrando que su decisión de no tener hijos nace de una reflexión profunda sobre la sostenibilidad y el compromiso con el mundo que habitan.
Con información de: Publimetro México
