La noche de este miércoles se llevó a cabo un momento desagradable ya el que el líder vitalicio de la CROC, Martín de la Cruz, presuntamente habría buscado extorsionar a personal de un hotel para su propio beneficio.
Durante un evento dedicado a los maestros de Playa del Carmen en el hotel Barceló, Martín de la Cruz habría dado la instrucción a los trabajadores sindicalizados de negar la entrada a los docentes a su propio festejo.
Desde empleados de seguridad hasta administrativos se vieron enredados en este complot que sería orquestado presuntamente por Martín de la Cruz.
Cuatro horas tardó la sensatez en llegar, pues finalmente el subdirector del lujoso complejo reconoció que todo había sido un error e invitó a todos los maestros a celebrar tardiamente su día.
Todo por la supuesta ambición de Martín de la Cruz quien se siente dueño de la Riviera Maya, de sus hoteles, de los trabajadores.
Su jugada le salió mal, sus propios sindicalizados cedieron y dejaron entrar a los profesores, reconocieron que estaban siendo presionados por órdenes de muy arriba.
Esto fue una clara muestra que Martín de la Cruz no tiene poder alguno, que sus tiempos para exigir posiciones en el poder han terminado y que por más que amenace a hoteles con hacerles estallar huelgas ya no tiene el respaldo de los croquistas.
Su poder se consume rápidamente, ya nadie le hace caso, es una sombra sin credibilidad.