La presidenta municipal de Solidaridad (Playa del Carmen), Laura Beristain Navarrete, es de las más criticadas entre los políticos del estado, pero la verdadera razón de esto es que Playa del Carmen y la Riviera Maya son los más atractivos botines de Quintana Roo y todos ambicionan meterle la mano a su presupuesto, pues junto con Benito Juárez (Cancún) es uno de los dos únicos municipios no subsidiados por cuestiones de supervivencia, sino que su recaudación propia bastaría para seguir funcionando y a la vanguardia.
Todos, absolutamente todos, se mueren por estar en los zapatos de Beristain, quien no solo ha sabido conservar el liderazgo político-económico de la demarcación que gobierna, sino que al final de su primer periodo de gobierno –eso de “primer” es lo que tiene más inquietos a sus detractores, pues en unas semanas habrá de definirse si habrá un segundo– hay muchas obras inconclusas que serán completadas antes de las elecciones y, seguramente, se va a notar.
Toda la crítica que le han hecho a Laura Beristain se va a convertir a su favor y en positivo por el hecho de que la han criticado por algo que no ha quedado, sin embargo el timing va a ser genial para ella si busca la reelección por que va a quedar listo todo muy cercano al período electoral, lo cual pareciera estar magistralmente planeado.
Todas las obras son importantes y de alto impacto a favor del bienestar de los ciudadanos playenses, algunos de los cuales seguramente están en su contra, confundidos por la propaganda adversa, pero seguramente cambiarán su opinión cuando se percaten de que el ambicioso plan de obra pública de la alcaldesa alcance sus metas en tiempo y forma.
Como Beristain no pertenece al tipo político que canta loas a sí mismo o reacciona de manera temperamental a las críticas, por el momento pareciera que la partida de la opinión pública está perdida, pero el ciudadano playense es particularmente avezado en cuestiones políticas y seguramente se percatará, al ver las obras concluidas y sus resultantes funcionando, de que la edil tenía fundadas razones para no embarcarse en disputas estériles: más que los manotazos en la mesa y los jaloneos políticos, son los hechos los que construyen el prestigio de un gobernante, y ella lo sabe. No tendrá quer sacar mordazas para acallar a sus críticos –todos ellos en pos del poder–, pues los resultados serán tan sonoros que esas voces ya no se escucharán más, y Laura podrá reelegirse sin mayor problema.
Se trata de una matemática ciudadana: sin hizo todo lo que hizo en solo tres años, seguramente otro trienio significará continuidad y tiempo para desarrollar los proyectos que aún están en el tintero.
Café negro
La respuesta de Beristai
Óscar González