El pasado domingo 23 de junio, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, realizó una visita a Tulum y Playa del Carmen, para entregar, de manera simbólica, los famosos apoyos de sus programas para el bienestar social, así como para dar a conocer los últimos arreglos al proyecto insignia de la administración federal 2018-2024, el Tren Maya.
Para los políticos locales, la visita de López Obrador representaba una gran oportunidad para definir su futuro, o al menos, para perfilarse en la búsqueda de nuevas oportunidades para colgarse del prestigio del tabasqueño, así como aprovechar el evento y demostrarle al presidente nacional su capacidad de movilización social en cuanto a la obtención de votos o el ataque a los oponentes, para descalificar a los mismos de morena, a los aliados del PT o del Verde y a todo aquel que ahora es adversario y antes fue cómplice o patrocinador, en fin, las expectativas para atacar a todo lo que se moviera contra las corrientes internas locales de morena fueron muy altas.
En Tulum, quienes no descansan en golpear al presidente municipal, Víctor Mas Tah y al gobernador, Carlos Joaquín González, no lograron armar una estrategia lo suficientemente ruidosa para desprestigiarlos delante del presidente de la república, así como que López Obrador no permitió ningún desorden por parte de sus admiradores, dejándoles muy en claro que el trabajo político en Quintana Roo se está realizando en común acuerdo de los tres niveles de gobierno, reconociendo la labor del presidente municipal, Víctor Mas y del gobernador, Carlos Joaquín, en acciones para beneficio de quienes más lo necesitan, declaración que terminó con cualquier intención de los del patio para atacar, pues el mensaje del presidente de la república fue más que claro, “en Quintana Roo, los tres niveles de gobierno estamos trabajando en forma coordinada”.
Donde se esperaba una batalla campal de vituperios, descalificaciones y abucheos, en Playa del Carmen, la situación fue similar a la de Tulum ya que a pesar del gran gasto y organización por parte del clan Beristain, particularmente contra el gobernador del estado, tanto por las diferencias entre ellos y el mandatario estatal, como por el pésimo resultado electoral que tuvieron en la última elección local, pretenden justificar su fracaso mediante argucias legales, las cuales López Obrador cortó de cuajo al expresar su reconocimiento hacia el gobernador Carlos Joaquín por no intervenir en el proceso electoral pasado y respetar la voluntad del pueblo, situación que dejó muy en claro que el clan Beristain sigue el camino de su más acérrimo contrincante, el síndico Omar Sánchez Cutis, que dicho sea de paso, se pudo constatar que el protegido de José Luis Pech y Rafael Marín Mollinedo, otrora todo poderoso dirigente estatal de morena ya es historia en el partido, pues los actos de corrupción que se descubrieron en la Secretaría del Bienestar por parte de sus incondicionales, Henry Martínez en Solidaridad y Adolfo Villar Ken (El Oaxaco) en Tulum, fueron suficientes para frenar sus abusos y traiciones.
Ante lo acontecido en Playa del Carmen, hay quienes comentan que el clan Beristain se encomendó a quien sabe cuantos santos para que la ciudadanía del municipio de Solidaridad no asistiera al evento y diera a conocer a López Obrador su total inconformidad al desempeño de Laura al frente de la administración municipal, situación que les fue concedida, sin embargo, al parecer, la información que tiene el presidente de la república es bastante clara pues en un momento del evento, reunió al gobernador, Carlos Joaquín y a la presidente municipal de Solidaridad, Laura Beristain, para darles la indicación de que dejen el pleito personal y busquen los medios para trabajar coordinados en la ardua labor de gobernar, situación que dejó más que claro que los Beristain han perdido por completo el manto protector que presumen les regaló López Obrador y su fin político esta muy cercano, estiraron mucho la liga y ya se les rompió.
En fin, ante los comentarios aquí vertidos y algunos otros pequeños detalles que se pudieron presenciar en ambos eventos del pasado domingo, la lectura que se puede hacer es que, al interior de morena seguirá el deschongadero, que el gobernador del estado puede dormir tranquilo y que Luis Alegre deberá cuidar mucho sus movimientos porque en morena nunca se sabe por donde salta la liebre.