Un niño de 3 años de edad, Luisito, viajó desde Hermosillo, Sonora hasta Veracruz, con el claro objetivo de formar parte de la danza de los voladores de Papantla.
Su madre, la nutrióloga Ericka Mota contó la historia de Luis a través de su cuenta en la red social Instagram, en la que explicó que el niño, pese a no tener familia ni ningún nexo con Veracruz tenía la ilusión de llegar solo para ver en acción a los voladores de Paplanta.
Sin embargo, no todo terminó ahí: “Después de tantos dias practicando en casa, con su sueño guajiro de ser volador, mi niño de 3 años, con la ayuda de los voladores, pudo volar, y lo hizo increible”, agregó Mota.
En los videos que publicó Mota, se evidencia la gran admiración de Luisito por los voladores de Papantla, una manifestación cultural y espiritual efectuada por pueblos mesoamericanos, en México y Guatemala, que en 2009 fue proclamado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
La danza es una plegaria para que llueva sobre los cultivos en tiempos de sequía, en la que cada uno de los “voladores” representa los cuatro puntos cardinales: quien toca el tambor y la flauta es el centro de la tierra.
Los atuendos recuerdan al plumaje de las aves; mientras que los listones de colores son el arcoíris que aparece después de la lluvia, asimismo el vuelo y descenso de los danzantes simbolizan la caída de la lluvia y el tiempo de la fertilidad.