En Colima investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia INAH, hicieron el descubrimiento de unas osamentas que datan aproximadamente del siglo XVIII.
El hallazgo se dio cuando se encontraban haciendo reparaciones en los baños de la Catedral Basílica Menor de Colima.
Investigadores explicaron que enterrar restos humanos en las iglesias era una práctica muy común de la época colonial.
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“La sagrada sepultura debía ser en tierra santa, es decir, cerca de las iglesias o en las iglesias; es una práctica común de los siglos XVI, XVII y XVIII”, explicaron.
Hasta la fecha se han identificado seis cráneos, tres entierros, dos de ellos niños, por lo que próximamente se espera que se identifiquen el resto de los huesos, así como el sexo y la edad.
Con información de Milenio
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