Una propietaria estadounidense de Airbnb se sorprendió al descubrir que, en solo tres semanas, sus inquilinos generaron una factura de electricidad cercana a mil 500 dólares. El motivo: utilizaron la vivienda como centro para la minería de criptomonedas y para cargar un vehículo eléctrico.
El caso, compartido por la anfitriona identificada como Ashley a través de TikTok, comenzó como una reserva aparentemente normal. Los inquilinos, cuya identidad no trascendió, alquilaron la casa durante tres semanas.
Al finalizar la estancia, la propietaria notó que la factura eléctrica superaba lo habitual, alcanzando los mil 500 dólares. Este gasto inusual la llevó a investigar el origen del consumo en el Airbnb.
Ashley, quien se dedica al diseño de casas para Airbnb, explicó que no dispone de cámaras en el interior de la vivienda, pero sí en el exterior. Al revisar las grabaciones, observó cómo los huéspedes retiraban hasta diez ordenadores al abandonar la propiedad.
Esta escena resultó clave para entender el uso intensivo de energía: los equipos se emplearon para la minería de criptomonedas, una actividad que requiere un elevado consumo eléctrico.
Además, la anfitriona del Airbnb detectó que los inquilinos aprovecharon la estación de carga para vehículos eléctricos instalada en la casa, lo que incrementó aún más el importe de la factura.
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En los comentarios de su vídeo, Ashley relató que el inquilino reconoció la situación. Durante las tres semanas de estancia, el huésped habría obtenido unos 100 mil dólares en ganancias gracias a la minería de criptomonedas, una cifra que relativiza el impacto de la factura eléctrica para el responsable de la operación en el Airbnb.
La minería de criptomonedas consiste en utilizar ordenadores potentes para resolver complejas operaciones matemáticas, lo que permite obtener recompensas en monedas digitales.
Aunque en Estados Unidos el precio de la electricidad es inferior, el uso de equipos especializados para minería puede disparar los costes. Para ponerlo en perspectiva, si diez ordenadores de alto rendimiento funcionaran diez horas diarias durante tres semanas, el gasto estimado en electricidad sería de unos 250 dólares en Estados Unidos.
Sin embargo, los dispositivos utilizados para minar consumen aún más energía, lo que explica la elevada factura recibida por la propietaria.
Tras descubrir el uso indebido de su vivienda, Ashley presentó una reclamación formal a Airbnb. Aunque el proceso requirió insistencia, la plataforma respaldó su queja y el inquilino terminó asumiendo el pago íntegro de la factura eléctrica.
La propietaria del Airbnb, satisfecha con la resolución, decidió modificar las normas de su alojamiento: desde entonces, prohíbe expresamente tanto la minería de criptomonedas como la utilización de la estación de carga para vehículos eléctricos por parte de los huéspedes.
Con información de Infobae.