El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha dado luz verde al desarrollo de un colosal sistema de defensa espacial, bautizado como Golden Dome (Cúpula Dorada), con el que busca proteger al país de amenazas de misiles procedentes de potencias como China, Corea del Norte, Rusia o Irán. El proyecto, que recuerda a la famosa “Guerra de las Galaxias” impulsada por Ronald Reagan en los años 80, comenzará con una inversión inicial de 175 mil millones de dólares y se espera que esté operativo en tres años, antes de que acabe su mandato.
Durante un acto en el Despacho Oval, acompañado por el jefe del Pentágono, Pete Hegseth, y frente a un póster ilustrativo del sistema, Donald Trump explicó que esta red integrará satélites y sistemas de intercepción capaces de neutralizar cualquier proyectil enemigo desde el espacio antes de que alcance suelo estadounidense.
La “Cúpula Dorada” funcionará mediante cientos de satélites encargados de detectar y rastrear misiles. Una vez identificado un peligro, el sistema podrá lanzar contraataques desde el espacio o desde plataformas en tierra para eliminar la amenaza. Según Donald Trump, el sistema cubrirá todo el territorio de Estados Unidos (más de nueve millones de kilómetros cuadrados) y protegerá incluso de misiles hipersónicos. Además, Canadá ha mostrado interés en incorporarse a esta red de defensa.
La “Cúpula Dorada” de Donald Trump está inspirada en modelos existentes
Aunque el concepto recuerda al sistema israelí Cúpula de Hierro, especializado en interceptar misiles de corto alcance en un territorio reducido, la propuesta estadounidense es mucho más ambiciosa, tanto en extensión como en coste. De hecho, la Oficina de Presupuestos del Congreso estima que el gasto total podría superar los 500 mil millones de dólares y tomar más de 20 años para completarse, mucho más de lo dicho por Donald Trump.
El Pentágono liderará el proyecto, pero requerirá colaboración del sector privado. Empresas como SpaceX, liderada por Elon Musk, uno de los aliados clave de Donald Trump en su administración, están entre las principales candidatas para ejecutar partes cruciales del sistema. También se barajan otros contratistas como Lockheed Martin, RTX Corp, L3Harris Technologies, así como firmas tecnológicas como Palantir y Anduril.
El anuncio ha generado polémica entre sectores de la oposición. Algunos legisladores demócratas han criticado la posible participación de Elon Musk por presuntos conflictos de interés, recordando su influencia en decisiones clave del gobierno actual.
Por su parte, el general Chance Saltzman, jefe de la Fuerza Espacial, advirtió en una audiencia reciente que este tipo de armamento supone un reto sin precedentes, ya que exige capacidades aún no logradas por la tecnología militar espacial actual.
La supervisión del proyecto estará a cargo del general Michael Guetlein, actual subdirector de operaciones de la Fuerza Espacial, con experiencia en tecnologías espaciales y defensa antimisiles. Su designación busca garantizar un enfoque técnico sólido en un plan que, de concretarse, marcaría un punto de inflexión en la estrategia de defensa global de Estados Unidos.
Con información de El País
