María Fraterrigo, una abuela de 76 años, se encuentra atrapada en Puerto Rico luego de que Frontier Airlines le impidiera abordar un vuelo a Nueva York con su loro, considerado su animal de apoyo emocional.
La abuela quien viajó a San Juan acompañada de su loro Plucky, intentó regresar a casa, pero el personal de la aerolínea le informó que no podía volar con el ave debido a las políticas de la compañía.
Fraterrigo, quien perdió a su esposo en 2019 debido a un cáncer relacionado con el atentado del 11-S, desarrolló un estrecho vínculo con Plucky, un loro africano gris, desde entonces.
“Después de la muerte de mi esposo, este pájaro fue mi compañía constante, siempre alegrándome en los peores momentos”, afirmó la mujer. Sin embargo, el regreso de esta conexión especial junto a su dueña a Nueva York se ha convertido en un auténtico calvario.
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Viaje con problemas para la abuela
La abuela no encontró problemas para transportar a Plucky durante su vuelo de ida desde el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy el pasado mes de enero.
“Un representante incluso le confirmó que podía llevar a su loro en un chat diciendo ‘¡Genial!‘”, comentó su hijo Robert Fraterrigo, quien fue el encargado de gestionar los boletos. Sin embargo, las complicaciones surgieron cuando intentó abordar el vuelo de regreso el 7 de abril.
Los agentes de la aerolínea en el aeropuerto de Puerto Rico le comunicaron que el ave no cumplía con los requisitos, expresando que permitir que viajara inicialmente fue un error.
“Me dijeron: ‘Eso fue un error en JFK. Si quieres abordar el vuelo, tienes que deshacerte del pájaro’”, narró la abuela, quien dejó claro que nunca consideró abandonar a Plucky.
El sitio web de la compañía establece que se permiten aves “domésticas pequeñas” dentro de la cabina, excluyendo especímenes más grandes como los loros, a pesar de estar en contenedores homologados por seguridad aeroportuaria.
En compensación, Frontier reembolsó el costo del boleto de Fraterrigo, equivalente a 190 dólares y ofreció un cupón de descuento de 250 dólares para vuelos futuros. Sin embargo, esta solución no logró resolver el problema principal de la mujer, pues permanecía varada.
Ante este panorama, la abuela expresó frustración por la falta de soluciones: “Mi madre no cometió ningún error, solo necesita regresar a casa con su ave. Nada más”. Destacó que la situación es más compleja debido a la ubicación geográfica de Puerto Rico, ya que no es viable usar un transporte alternativo, como un automóvil.
Con información de New York Post.