Un equipo de científicos reveló la identificación de una nueva especie humana: el Homo juluensis, que vivió hace casi 300 mil años en lo que hoy es China. Los restos de al menos 16 individuos tienen características singulares.
La más impactante, según los expertos, son los cráneos más grandes que los de los neandertales y Homo sapiens, y dientes de dimensiones considerables. El descubrimiento, publicado en la revista “Nature”, ofrece nuevas perspectivas sobre la evolución humana.
El hallazgo incluye no sólo restos óseos, sino miles de herramientas de piedra, artefactos y huesos de animales que sugieren que la especie era cazadora y usaba pieles para confeccionar ropa.
Según los investigadores, el Homo juluensis vivía en grupos pequeños, lo que podría haberlo hecho vulnerable a los cambios climáticos extremos de la época, como el periodo glacial, que trajo consigo un clima más frío y seco.
Investigadores de la Universidad de Hawái y la Academia China de Ciencias proponen la nueva especie humana tras un exhaustivo análisis de fósiles de hasta 300 mil años de antigüedad.
Ese descubrimiento, publicado en “Nature Communications”, podría revolucionar el estudio de nuestros ancestros en el Lejano Oriente, cuestionando antiguos paradigmas y abriendo nuevas preguntas sobre quiénes somos y de dónde venimos.
La clave para identificar al Homo juluensis fue la reexaminación de restos de la década de 1970 en el sitio arqueológico de Xujiayao, norte de China, que incluyen dientes y fragmentos de cráneos que habían desconcertado a los científicos durante años.
¿Denisovanos?
Según Christopher J. Bae, principal autor del estudio, este aclara un registro fósil homínido que solía incluir todo lo que no se podía asignar al Homo erectus, Homo neanderthalensis u Homo sapiens.
El equipo descubrió que las características dentales y craneales de esos fósiles no encajaban con ninguna especie conocida: los molares eran más grandes, similares a los de los enigmáticos Denisovanos, pero con rasgos que justificaron su inclusión como nueva especie.
Uno de los aspectos más sorprendentes del Homo juluensis es el tamaño de su cráneo. Con una capacidad estimada entre mil 700 y mil 800 centímetros cúbicos, superaba significativamente tanto a Homo sapiens (mil 350 cm³) como a los neandertales (mil 450).
Esa capacidad craneal, combinada con una robustez general, sugiere que el Homo juluensis pudo haber sido excepcionalmente adaptado a las duras condiciones del Pleistoceno medio: cazaban animales como caballos salvajes y utilizaban la piedra en un entorno frío y hostil.
El estudio también plantea una controvertida hipótesis: ¿y si los Denisovanos, conocidos principalmente por su ADN y pocos restos fósiles no fueran una especie distinta, sino el Homo juluensis?
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Según los autores del estudio, uno de los aspectos que siempre llamó la atención sobre los molares denisovanos era su gran tamaño. Los de Xujiayao, nuestro espécimen tipo, también son bastante grandes.
Aunque la idea ha generado debate, el estudio subraya la necesidad de una revisión de los fósiles de Denisova (Altái, en Siberia, Rusia), junto con otros restos encontrados en el continente de Asia.