Los piojos hallados en momias de casi 2 mil años revelaron grandes hallazgos sobre civilizaciones antiguas de Sudamérica.
Recientemente, María Alejandra Perotti, profesora de biología de invertebrados en la Universidad de Reading, Inglaterra, hizo un gran hallazgo a través de los piojos encontrados en seres humanos antiguos.
Piojos en Momias dan pie a grandes revelaciones
María Alejandra Perotti es una argentina que lleva casi 20 años trabajando en Inglaterra, estudiando la importancia científica e histórica entre invertebrados (piojos) y los seres humanos para así dilucidar una serie de interrogantes, por ejemplo, de dónde venimos.
Perotti y un grupo de cinco universidades descubrieron que el cemento que emplean los piojos para adherir sus huevos al cabello de los seres humanos resultó ser una gran fuente de información genética en momias de hasta 2 mil años halladas en San Juan, Argentina, muy cerca de la cordillera de los Andes.
El hallazgo se dio gracias a que las hembras depositaban sus huevos (liendres) en el cuero cabelludo y ropa donde incluso podían mantenerse adheridos por milenios, gracias a su “cemento” con el que se adhieren al cuero cabelludo, por lo que en los residuos de pegamento es posible encontrar células humanas, así lo reveló María Alejandra Perotti:
“Los piojos siempre me llamaron la atención porque viven muy cerca del hospedador y actúan como un espejo. Los empecé a utilizar para interpretar lo que había ocurrido en el hospedador. Gracias a ellos podemos estudiar miles de años de historia. Son un espejo de la historia evolutiva”.
¿Qué hallaron los científicos en los piojos de las momias?
Los piojos estudiados pertenecen a momias preservadas en Argentina, además de otros restos humanos, con fechas de entre 1.300 y 2 mil años de antigüedad hallados en las cuevas de Calingasta, San Juan, ya que este procedimiento les ahorraba grandes inconvenientes.
“Una vez que el huevo se pegaba al cabello, este inmediatamente absorbía las células de la piel, probablemente provenientes del cuero cabelludo. Lo interesante aquí es que (el material) quedó protegido de la degradación. Todo se degrada, incluyéndome. Desaparecemos con el tiempo. Y sin embargo, aquí tenemos estas muestras”.

Una de las momias estudiadas era de un individuo proveniente del norte del Amazonas. Mientras que las otras momias analizadas no tienen las mimas características genéticas, su origen es diferente y pertenecen a la Patagonia.
Esto revela un gran movimiento migratorio hace miles de años, por lo que aquellos que provenían del norte pudieron tomar otra ruta debido a los cambios climáticos, dando pistas de cómo los humanos se distribuyeron en el continente hace miles de años, explica María Alejandra Perotti.
De igual forma, los científicos creen que los individuos pudieron experimentar un frío extremo que derivó y en su muerte, ya que en sitios con temperaturas más agradables o calientes las liendres se mantienen más adheridas al cuero cabelludo de los seres humanos.
El pegamento que adhiere a las liendres al cuero cabelludo no sólo atrapa todo lo que lo rodea, también el ADN humano, e incluso material genético no perteneciente al piojo ni al hospedador, sino más bien del polimavirus de células de Merkel.
Con información de Azteca Noticias