Presumiendo ser la cuna de una revolución, París puso en marcha este viernes sus primeros Juegos Olímpicos de Verano en más de un siglo con una fastuosa e inédita ceremonia, que exhibió la tenacidad de la ciudad.
Ante esto, uno de los momentos más icónicos de la ceremonia fue la llama que encendió un globo aerostático mientras la gran Céline Dion cantaba el clásico “Himno al amor” en francés al pie de la Torre Eiffel, con la voz que la caracteriza.
Así fue la ceremonia de apertura
París 2024 repasó los hitos de la historia de Francia siguiendo a un misterioso encapuchado que portaba la llama, con momentos de protagonismo para la Revolución, la literatura, el cine y un homenaje a mujeres como Simone Veil o Simone de Beauvoir.
El espectáculo concebido por Thomas Jolly se dividió en doce segmentos que se fueron sucediendo desde la salida de la delegación de Grecia, el puente de Austerlitz, a la cabeza de los 85 barcos que transportaron a las 205 delegaciones olímpicas.
La inspiración de ‘La vie en rose’ primero y Lady Gaga después, con un número de cabaret, fueron la primera gran actuación musical.
‘Los miserables’, ‘La libertad guiando al pueblo’ y ‘La Gioconda’, fueron otras obras artísticas icónicas de la cultura francesa que tuvieron sus momentos de protagonismo a medida que el desfile cruzaba la ciudad.
Por otra parte, fue al paso del encapuchado (de aspecto similar al protagonista de la saga de videojuegos Assassin’s Creed) con la llama por la Conciergerie, un palacio donde estuvo prisionera María Antonieta, cuando sonaron las guitarras más potentes de la noche para recordar la Revolución francesa.
A su vez, no podía faltar la moda, por lo que con un desfile de talentos emergentes resaltaron que París es la gran pasarela mundial y capital de la alta costura, también fue un recordatorio de la invención del cine por parte de los hermanos Lumière fueron otros pasajes destacados de la noche.
Más tarde el encapuchado con la llama llegó para entregársela al futbolista Zinedine Zidane, quien a su vez se la entregó al tenista español Rafael Nadal -desatando un pequeño momento de locura en el Trocadero- para llevarla de vuelta hacia el museo del Louvre junto a otras tres leyendas del deporte: Serena Williams, Nadia Comaneci y Carl Lewis.
Finalmente, los franceses Marie Jose Perec y Teddy Riner los encargados de prender el pebetero, un globo aerostático que se elevó al cielo en Tullerías, mientras en lo alto de la torre Eiffel hacía su aparición triunfal la canadiense Céline Dion, cantando el ‘Hymne à l’amour’ de Edith Piaf.
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