La actriz de origen ruso, Irina Baeva, quien ha vivido en México durante más de una década, organizó un bazar navideño el pasado 7 y 8 de diciembre en el Hotel Casa Prim, ubicado en la colonia Juárez de la Ciudad de México. El evento, anunciado a través de sus redes sociales, tenía como propósito vender ropa y zapatos de su clóset a precios accesibles, con prendas desde los 100 pesos.
A través de sus historias de Instagram, Baeva anunció que estaría acompañada por las influencers Vadara López y Valeria Rincón, asegurando que los artículos estaban en perfecto estado y, en algunos casos, había algunos aún con etiquetas. Además, mencionó que sería una oportunidad para que sus seguidores pudieran conocerla en persona.
Sin embargo, el evento no resultó como se esperaba. Según reporteros que asistieron, durante las horas que permanecieron en el lugar, apenas cinco personas se presentaron al bazar, lo que llamó la atención de los medios.
La baja afluencia no fue el único tema polémico del evento, pues durante la cobertura del bazar, un grupo de periodistas intentó entrevistar a la actriz, pero está los ignoró.
Según declaraciones del reportero Gabriel Cuevas, de “Venga la Alegría”, Irina Baeva se mostró incómoda con la presencia de la prensa, cuestionando sobre quién los había invitado al lugar y solicitando que apagaran las cámaras y los micrófonos antes de cualquier conversación.
A pesar de las solicitudes, Baeva decidió no dar declaraciones y pidió a su equipo de seguridad que retirara a los reporteros del recinto. Según Cuevas, la actriz insistió en que no hablaría sin la presencia de su representante.
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El incidente generó molestia en algunos sectores de la prensa, como el caso de Flor Rubio, conductora del mismo programa matutino, quien expresó su descontento con el trato que la actriz dio a los medios.
Rubio argumentó que al promocionar el bazar públicamente en sus redes sociales, Irina implícitamente abrió las puertas para que los periodistas cubrieran el evento.
Este episodio ha causado comentarios divididos entre el público. Por un lado, algunos consideran que Irina Baeva estaba en su derecho de limitar la cobertura mediática, mientras que otros opinaron que, al tratarse de un evento público, debió manejar la situación de manera más cordial.