Tamaulipas, Mx.- Don Alejo Garza Tamez fue acribillado el 14 de noviembre de 2019, en su rancho en San José.
La propiedad de tres mil hectáreas tenía cabezas de ganado, ahí se desarrollaba siempre y pesca en una presa que colindaba con Güémez y de Padilla.
Esta finca era propiedad de Don Alejo desde 1976, que la había adquirido. Nacido en Allende, Nuevo León, fundó la maderería El Salto.
Posteriormente compró un terreno en Tamaulipas, donde instaló el rancho San José en honor a su padre.
El ranchero de 77 años se negó a entregar su propiedad a una célula del narcotráfico. Un día antes del ataque armado, decidió despedir a su personal para no ponerlos en riesgo.
Se atrincheró para esperar la muerte pero se iba a ir acompañado.
La defendió solo: logró matar a cuatro delincuentes e hirió a otros dos.
Finalmente una bala de los agresores le dio en la cabeza, terminando con su vida de manera instantánea.
Su cuerpo fue encontrado en el baño de su recámara.
Casi 900 casquillos se encontraron en la propiedad disparados de al menos cinco armas diferentes.
La muerte de Don Alejo no se difundió en los medios de comunicación de Tamaulipas, debido a las fuertes amenazas del narcotráfico.
Es hasta una semana después cuando un diario de circulación nacional dio a conocer este suceso.
Al replicarse a noticia, en medio de una crisis de inseguridad que atravesaba el norte del país, con asesinatos, desapariciones forzadas y secuestros, Alejo Garza se convirtió en un héroe.
El que solo decidiera enfrentar a un grupo de sicarios que lo superaba en armamento y número inspiró corridos, novelas y películas.
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El hombre que dobló a los Zetas, pues era sabido que el narcotráfico se apoderaba de ese tipo de propiedades para establecer centros de operación.
Dio una gran lección a las autoridades y su memoria persiste como un ejemplo de valentía pero también del alcance de la impunidad, pues nadie ha sido encarcelado por su asesinato.
