La tradición de la panadería mexicana inició cuando los españoles introdujeron el trigo en América y, pese a que la técnica y los ingredientes eran extranjeros, no se tarda en adaptar y adoptar ese producto, siendo las manos que lo moldeaban de origen indígena.
La mesa presume conchas de vainilla y cacao, polvorones, garibaldis y panes de muerto; colores que resaltan bajo una piñata de estrella, mientras el olor a mantequilla inunda la nariz, mezclado con los aromas del café y la azúcar.
Dulce González, de 32 años y oriunda del norte de la Ciudad de México fundó su panadería. Abrió sus puertas en mayo de 2024 a unas cuadras de la emblemática basílica Sagrada Familia en Barcelona, que es la iglesia más alta del mundo con 172 metros.
Abrir un negocio en Barcelona no es sencillo siendo extranjero. El ayuntamiento, en su página de internet, menciona 33 leyes como parte de la normativa comercial básica; además, difícilmente otorga nuevos permisos para locales de degustación.
Es el nombre que se le da a negocios alimentarios con facultad para que sus productos puedan ser consumidos en el lugar, para lo que hay que pagar por el traspaso de un negocio al que anteriormente ya se le ha asignado un permiso.
Además de los permisos, los requisitos incluyen una página web, un plan de negocios, respaldo de inversión y empleados con seguridad social, más elevados impuestos bajo el régimen autónomo, similar a la figura de persona física con actividad empresarial en México.
La Encuesta de Población Activa (EPA) 2022 revela que en España viven 27 mil 818 mexicanos, y que Barcelona ocupa el segundo lugar después de Madrid, con seis mil 256. En la ciudad hay apenas 20 lugares de comida mexicana, de los que sólo cuatro hornean pan.
La vainilla nace en Papantla, Veracruz; el cacao, cuyo origen disputan México y Brasil, tiene su esplendor en las culturas mesoamericanas, sobre todo en lo que hoy es Tabasco. Esos y más ingredientes han marcado a la gastronomía mexicana, a su panadería.
Dulce, quien decidió llevar la panadería mexicana hasta Barcelona, ofrece en su establecimiento las conchas, los puerquitos de piloncillo y el pan de muerto, que ahora deleitan los paladares europeos.
También ofrece ojos de buey, polvorón, mantecado, pan de elote, banderillas, bigotes, garibaldis, bolillo, telera y cemitas, y postres como el pastel de tres leches, gelatinas y las nieves de sabores de temporada como nopal con piña, mamey, mango, tuna, etcétera.
Además: Un cliente hace un pedido de 5 dólares en una panadería y deja una propina de 2.000
Y llegado el otoño, comienza la preparación del pan de muerto, roscas de Reyes y el ponche con tamarindo, piloncillo, jamaica y frutas. Casa Dulce se ubica en Carrer de la Industria 66, Barcelona, España 08025.