Daño a cenotes, sequía, sobreexplotación del agua ecocidios y más, es lo que ha traído a la Península de Yucatán la empresa de biotecnología Enerall, fundada en 2007 por Alfonso Romo Garza, actual jefe de la oficina de Presidencia.
De acuerdo con una amplia investigación realizada por la plataforma latinoamericana de periodismo CONNECTAS, Aristegui Noticias, Proceso, Ruido en la Red, Univisión, Vice en Español y el apoyo del International Center for Journalists (ICFJ), la compañía de Alfonso Romo explota el acuífero con la reserva más importante del país, y cuya disponibilidad media anual bajó 43%.
Enerall fue investigada por destruir un cenote que terminó en una simple multa y no se remitió el expediente para una averiguación penal que determinara si la empresa había cometido un delito ambiental.
El reporte periodístico señala que tras una inspección de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en abril de 2018, encontraron que un cenote de 5,500 metros cuadrados tapado con tierra, rocas y despalme, que se convirtió en solo fango.
Romo dejó Enerall antes de integrar el equipo de Andrés Manuel López Obrador, a finales de 2018, pero la compañía sigue siendo propiedad de su familia.
Explotación de aguas subterráneas.
Desde su fundación en 2007, Enerall estableció un esquema de acumulación de territorios en la Península de Yucatán en la que durante una década logró reunir casi 15 mil hectáreas, para convertirse en la mayor explotadora de agua subterránea para uso agrícola en la Península y la tercera en todo el país.
En su expansión, intervino áreas de selva maya y comprometió el hábitat y fauna del lugar, como venados que posteriormente se encontraron muertos en el lugar.
En las manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA) aprobadas a Enerall, se prevén 11 medidas para mitigar los daños medioambientales, sin embargo se desconoce cómo se implementó y los resultados.
Por si fuera poco, la Profepa y la Conagua no han practicado auditorías para verificar el cumplimiento de las medidas mediomabientales ni el análisis de la calidad del agua, respectivamente, en los predios de la empresa.
A pesar de que Enerall aceptó preservar los cuerpos de agua, la empresa los tapó. Además según la averiguación de la profepa, la compañía de Alfonso romo carecía de permisos para intervenir dicho cenote destruido.
La tecnología usada por Enerall, logra extraer agua del subsuelo para regar las tierras 270 días al año a través de 60 pozos y 30 pivotes, cada uno de los cuales se mantiene activo durante 7 horas diarias, según una descripción remitida por la empresa a Profepa y los expedientes de Conagua.
Todo con el objetivo de cumplir la visión de su fundador, “Convertir en fértiles suelos improductivos por ser pedregosos”, con lo que intenta acelerar el ciclo de la naturaleza de dos siglos, a un año.
“Si ustedes van de Cancún en carro a Mérida, no hay nada. Bueno, pero toda esta zona está asentada en agua. ¿Qué hicimos? Lo van a ver”, dijo a un grupo de emprendedores en marzo de 2017 durante un foro de la revista Forbes.
“Usando tecnología de punta, mexicana, de microorganismos, estamos convirtiendo suelos de improductivos en productivos. Lo que la naturaleza hace en 200 años, lo estamos haciendo en un año”, indicó.
Aunque el acuífero de la Península de Yucatán todavía cuenta con recursos masivos, en la última década ha disminuido en casi 50% de disponibilidad media anual.
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Dicha disminución se ha visto reflejada en los productores mayas, quienes desde 2016, según Conagua, padecen de registros históricos de sequía extrema, y coinciden en que sus posos están secos o descienden de nivel por culpa de quienes riegan sin parar.
