PLAYA DEL CARMEN, MX.- La sonrisa se diluyó del rostro del exgobernador. Una calvicie prematura comienza a asomarse, las líneas de expresión se le están marcando y el semblante se endurece. La depresión de Roberto Borge al estar tras las rejas está haciéndose más profunda.
Cuatro misteriosos mexicanos lo acompañaron
Esposado y con la misma ropa con la que fue detenido entró al Tribunal Superior de Apelaciones del Primer Circuito Judicial de Panamá. Tres policías lo custodiaban y por seguridad, usaba chaleco antibalas, su rostro era pálido profundo.
El jefe de la Fiscalía de Asuntos Internacionales de la Procuraduría General de Panamá, José Antonio Candanedo, fue el encargado de conducir el ataque en su contra, siendo defendido por los abogados Carlos Carrillo y Arturo González.
Los tres son panameños y los dos últimos son especialistas en métodos de extradición. A Borge no se le vio sonnreir, parecía estar consumido por la angustia.
Roberto Borge se había reunido previamente con sus dos abogados panameños y con cuatro hombres mexicanos, para preparar la defensa.
La audiencia fue presidida por los jueces Yiles Pittí, presidenta del tribunal, Gretta Marchosky y Adrián Hernández.
La presidenta del tribunal le preguntó su afiliación; el político le respondió ser licenciado, haber nacido en Cozumel el 29 de diciembre de 1979, y que su número de pasaporte mexicano es G22394144.
El fiscal Candanedo fue implacable, al asegurar que el daño que cometió con la desincorporación de bienes, contratos irregulares y distintos negocios con precios definidos de manera “unilateral y arbitraria” se calcula en 167 millones de pesos mexicanos.
Borge enmudeció y pasó una muy triste noche en su celda fría.
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