México tiene diversas formaciones naturales que maravillan a cualquier experto y viajero. Y entre ellas están los cristales de Naica, considerados como los de mayor tamaño en todo el mundo por el Libro Guinness.
Durante la búsqueda de diversos minerales, se descubrió la Mina de Naica en Chihuahua, la cual contiene los cristales más grandes del mundo. ¡Descúbrela!
Se trata de ‘Aquella Cueva’ ubicada en el pueblo que lleva el mismo nombre en el estado de Chihuahua. Desde el inicio, el hallazgo maravilló a todos, pues se trataba de descomunales cristales de selenita que medían entre cinco y siete metros de longitud y casi dos de diámetro (debido a esto, fueron relacionadas con la famosa guarida ártica de Superman).
Los cristales de Naica, los más grandes del mundo
En 1794 fue descubierta la primera veta cercana al lugar por tres mineros: Alejo Hernández, Pedro Ramos y Vicente Ruiz. Después, fue encontrada la gruta de Naica, también conocida como la Cueva de los Cristales conforme la actividad minera avanzó en la región.
Debido a la importancia mundial del sitio, numerosos científicos pidieron que se le reconociera como Patrimonio Mundial por la Unesco. Además se concluyó que los cristales poseían una antigüedad de 500 mil años. El valor científico del sitio es incalculable.
Por ello, numerosos expertos han acudido a estudiarlo. No obstante, se trata de un verdadero reto pues la Cueva posee una temperatura de 60ºC y una humedad del 100%.
Debido a que algunos kilómetros debajo de la mina existe un cuerpo magmático, la temperatura es tan elevada. Pero debes saber que esta maravilla natural no está abierta al público.
El origen de los cristales de Naica
Para que estos impresionantes cristales se pudieran formar, fue necesario que se dieran diversas y raras condiciones. Entre ellas se encuentran las siguientes:
- Ausencia de un acceso natural
- Temperatura extrema causada por la presencia del magma
- Un pequeño cambio de presión
Otros hallazgos interesantes
De acuerdo con las investigaciones, otro de los hallazgos que vale la pena destacar es el de la doctora Penélope Boston, quien pertenecía al Instituto de Astrobiología de la NASA. Boston consiguió aislar y revivir a los microbios que se mantenían inactivos.
Con información de Destinos.