A pesar de que la ley prohíbe el uso de personajes infantiles para publicitar productos con alto contenido de azúcar, la famosa caravana de Coca-Cola volverá a recorrer distintas ciudades de México en las próximas semanas. El desfile contará con la participación de osos polares, Santa Claus, renos y carros alegóricos, en una estrategia que, de acuerdo con especialistas, representa una violación a la normativa sanitaria.
El evento, que suele atraer a miles de personas durante la temporada navideña, está patrocinado por la refresquera más grande del mundo y tiene como principal público a niñas y niños, un hecho que ha generado críticas entre organizaciones civiles y defensores de los derechos del consumidor.
De acuerdo con el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Publicidad, está prohibido que productos como refrescos o comida chatarra utilicen imágenes, personajes o símbolos que resulten atractivos para la infancia. Sin embargo, Coca-Cola ha mantenido esta tradición por años, apelando al espíritu navideño y la nostalgia.
Alejandro Calvillo, director de la organización El Poder del Consumidor, calificó las caravanas como un acto de publicidad encubierta y una estrategia que explota la vulnerabilidad de los menores.
“No existe un personaje con un mayor vínculo emocional con los niños que Santa Claus. Esto constituye un abuso consciente y una violación a sus derechos, protegidos por ley”, señaló en entrevista con Proceso.
El activista lamentó que, a pesar de las denuncias presentadas ante la Cofepris y la Profeco, las autoridades no han emitido respuesta alguna. Recordó que desde hace más de dos décadas, organismos como la UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan evitar toda forma de publicidad de bebidas azucaradas dirigida a menores.
Calvillo también explicó que “el problema no es la caravana en sí, sino su asociación con un producto dañino para la salud. La publicidad más peligrosa es aquella que no reconocemos como publicidad”, señaló. Asimismo, recordó que el consumo excesivo de refrescos está directamente vinculado con enfermedades como la diabetes y los padecimientos cardiovasculares, los cuales causaron más de 300 mil muertes en México durante 2024.
Según datos de El Poder del Consumidor, el año pasado se realizaron al menos 17 caravanas navideñas de Coca-Cola en todo el país, con despliegues que incluyeron luces, drones y espectáculos. En Monterrey, por ejemplo, se proyectó un Santa Claus bebiendo una Coca-Cola, mientras miles de personas observaban el show.
Para este año, municipios como Acapulco y Mexicali ya confirmaron su participación, aunque se prevé que otras ciudades se sumen conforme avance la temporada. Las caravanas suelen contar con el respaldo de gobiernos locales y patrocinadores privados, lo que complica su regulación.
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Alejandro Calvillo también recordó que el año pasado el gobierno de la jefa de gobierno Clara Brugada Molina había autorizado el desfile de la caravana en Paseo de la Reforma, aunque más tarde se canceló por las críticas ciudadanas. Finalmente, el evento se llevó a cabo en la alcaldía Iztapalapa, bajo menor cobertura mediática.
El activista enfatizó que Coca-Cola ha sabido vincular su imagen con la Navidad desde la década de 1930, apropiándose del ícono de Santa Claus para fortalecer su marca. “Durante décadas, la empresa ha convertido la celebración navideña en una herramienta de marketing global. Y lo sigue haciendo, a pesar de que está prohibido”, concluyó.
Con información de Proceso.
