La gastronomía oaxaqueña es un festín de sabores, aromas y colores que refleja la riqueza cultural de uno de los estados más diversos de México.
Heredera de tradiciones milenarias, combina ingredientes autóctonos como el maíz, el chile y el cacao, con técnicas ancestrales que han sido transmitidas de generación en generación.
Desde mole, tlayudas, tamales envueltos en hoja de plátano y el emblemático mezcal, son solo una muestra de la variedad de platillos que cuentan historias de identidad y orgullo.
Por lo anterior, y para preservar las tradiciones más allá de las fronteras, un grupo de cocineros oaxaqueños viajaron a Japón en colaboración con la organización Maíz Tradicional para preparar barbacoa a petición de los nipones.
Una de las encargadas de este proyecto fue Mimi López Hernández, quien a través de su cuenta de Instagram detalló la travesía que tuvo que vivir para preparar este platillo mexicano, el cual para seguir la tradición se tuvo que construir el horno.
“Lo que empezó como una idea, se convirtió en una gran experiencia. Muchas gracias chef Marco y Yu por hacer esto realidad”, comentó como introducción a su aventura, que está acompañada por un video.
En las imágenes compartidas se observa como los tradicionales cocineros llegan a Japón, toman el tren y comienzan a documentar su viaje.
De acuerdo con Mimi, el proceso para preparar la barbacoa fue de dos días y llevaron desde México, lo más elemental para elaborar el manjar, además de una parrilla.
“Desde Oaxaca nos llevamos chiles, especias, una parrilla y otros implementos; sin embargo, fue una total sorpresa el ver como el chef Marco y todo su equipo hicieron todo lo posible por proporcionarnos el resto de ingredientes”, detalló.
La cocinera explicó que viajó a Japón con 2 comales de 42 centímetos de diámetro para preparar las tortillas, pero lamentablemente, uno se rompió en el camino. El otro que resistió, sirvió para elaborar tortillas blandas y tlayudas en un fogón que también elaboraron.
En cuanto a la carne, Mimi detalló que se obtuvo de un borrego propiedad de un grangero local, mientras que las pencas de maguey se enviaron desde otra ciudad- Además, gracias a que les proporcionaron tabiques, cemento y piedras pudieron construir el horno, que una vez listo, lo dejaron reposar 24 horas, para después ponerlo a calentar, meter la barbacoa y esperar a que se cociera.
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“Así que sin más ni más pusimos manos a la obra en comunidad, y con ayuda de todo el equipo empezamos a trabajar, unos a escarbar el horno, otros se dedicaban a preparar el cemento, Charlie se puso a pegar los ladrillos y todo funcionaba al mero estilo japonés, con mucha perfección. Nos anocheció y ya casi al terminar se sentía la emoción de que estábamos apunto de lograr algo importante, así que hubo que ponerle un toque mexicano y empezó la fiesta. Pusimos canciones de banda, llegó el mezcal, las cervezas y entre muchos brindis por fin quedó listo el horno, fuimos muy felices en ese momento”, reveló.
Al día siguiente y tras horas de espera, tanto los japoneses como los propios oaxaqueños pudieron disfrutar de una tradicional barbacoa con su sazón cultural que será recordado por muchos años y quizá se convierta en una linda historia digna de contar a las futuras generaciones.
