El rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco está lleno de restos de personas que llegaron al sitio con engaños o que fueron obligadas a ir ahí y que perdieron la vida a manos de la delincuencia organizada. Conforme avanzan las indagatorias de autoridades y medios, se conocen algunas de las historias de las víctimas y lo hallado en el lugar.
Hay que recordar que todo inició cuando el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco informó sobre la localización de tres crematorios clandestinos en el rancho Izaguirre, en Teuchitlán. En respuesta, el gobierno y la Fiscalía aseguraron la zona.
Activistas señalan que el rancho también servía como centro de reclutamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), donde varias personas habrían sido retenidas contra su voluntad.
Si bien hasta el momento la Fiscalía no ha revelado información oficial sobre los desaparecidos, tanto en redes sociales como en medios de comuniación se han dado detalles sobre lo hallado en este crematorio clandestino que al parecer contiene los restos de cientos de personas.
HISTORIAS DE TERROR Y DOLOR
Uno de los casos más sonados es el de Eduardo Lerma Nito, un joven de Cortazar, Guanajuato. Su nombre apareció en una carta hallada por Guerreros Buscadores de Jalisco, donde dejaba un mensaje de despedida en caso de no sobrevivir. La carta, dirigida a una persona con iniciales J.G.L., incluía su nombre, fecha de nacimiento (2 de mayo de 2003) y procedencia.
Fue visto por última vez el 26 de febrero de 2024 en San Juan de los Lagos, Jalisco, se emitió una ficha de búsqueda. Finalmente, fue localizado con vida tras haber estado en el rancho.
– También había una lista con más de 150 apodos acomodados de 10 en 10. pic.twitter.com/MfM56oIRXY
— Libro Negro (@Libro_negro_) March 9, 2025
Dentro de lo hallado, se reportan al momento casi 500 prendas, de las que 200 eran pares de zapatos. Además se hallaron listas de apodos, en las que las personas eran clasificadas de 10 en 10.
Hay personas que incluso se han dedicado a clasificar y detallar todas las prendas halladas a fin de que alguien pueda así identificar a sus seres queridos desaparecidos.
Roberto Esteban “N”, un joven de 16 años, desapareció mientras viajaba del Estado de México a Jalisco por una oferta de trabajo como pintor. Su madre, Verónica, denunció la desaparición ante las autoridades de Jalisco. Más tarde, un informante anónimo le aseguró que su hijo había muerto en Zacatecas, según contó la mujer en una entrevista con Azucena Uresti. Antes de su desaparición, Roberto le confesó a su hermana que trabajaba como sicario. Su paradero sigue siendo desconocido, pero se sospecha que estuvo en el rancho Izaguirre.
Verónica Cruz comenta que su hijo, víctima del reclutamiento forzado del crimen en Jalisco, confesó a su hermana que era sicario, pero que no podía escapar porque corría el riesgo de ser asesinado: "Me van a matar". #FórmulaNoticias con @azucenau pic.twitter.com/yQehcyQxP1
— Grupo Fórmula (@Radio_Formula) March 12, 2025
Al rancho, y donde el humo de la leña se mezclaba con el olor a carne humana quemada, le llamaban “La Escuelita”, porque ahí se formaban a sangre y fuego los próximos soldados del narco, muchos reclutados con engaños. Aprendían manejo de armas, técnicas de combate y fabricación de explosivos, pero también a desmembrar y desaparecer restos humanos.
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Han comenzado a surgir los testomonios de quienes vivieron ese infierno y que fueron obligados a hacer de todo para sobrevivir, incluso torturar y matar a sus compañeros.
Lo sorprendente de esto es que al parecer las autoridades tenían perfecto conocimiento de la existencia del rancho y lo que ahí se hacía, pero prefirieron ignorarlo. Y ahora sí, dado que el escándalo ha detonado, todos los niveles de gobierno han prometido investigar.
Con información de UnoTV, Milenio y Radio Fórmula.