Puebla de los Ángeles es una ciudad colonial con una gran historia y muchas tradiciones. Es famosa también por su exquisita y variada gastronomía. El chile en nogada, los molotes, las chalupas, cemitas y un sinfín de delicias, pero sin duda el mole poblano es la joya de la corona.
El mole poblano es uno de los platillos más emblemáticos de la cocina mexicana, y su historia está llena de leyendas, tradiciones y transformaciones culinarias a lo largo del tiempo. Su sabor único y su combinación de ingredientes dulces y picantes ha deleitado a los paladares mexicanos y extranjeros desde hace siglos.
LEYENDAS SOBRE EL ORIGEN
La leyenda más popular sobre el origen del mole poblano se remonta al siglo XVI, en la época colonial. Se cuenta que, en el convento de Santa Rosa, ubicado en lo que hoy es el centro de la ciudad de Puebla, una monja de nombre Sor Andrea de la Asunción (algunos relatos mencionan que en realidad se llamaba Sor María de la Cruz) preparaba una comida especial para recibir a un visitante ilustre. Algunas de las historias afirman que se trataba del virrey de la Nueva España, Don Juan de Palafox y Mendoza
Debido a que no tenía todos los ingredientes necesarios para seguir una receta al pie de la letra, la monja usó su imaginación para combinar lo que tenía a su disposición. Fue así como combinó diversos ingredientes como chiles secos, especias, chocolate, almendras, pan y otros productos locales, creando una salsa espesa, compleja, dulce y picante a la vez. Este mole se sirvió con pavo, también conocido en México como guajolote.
La aceptación de este delicioso platillo fue creciendo poco a poco hasta convertir al mole poblano en el platillo emblema de la gastronomía del estado de Puebla, pero también uno de los más celebres de la cocina mexicana. Su fama ha trascendido fronteras y no hay sitio en el mundo donde no se le conozca.
SINCRETISMO CULTURAL
Si bien la historia de la monja es la más conocida, estudios e investigaciones académicas señalan que el mole poblano podría tener orígenes aún más antiguos, debido a las tradiciones mesoamericanas. Algunas culturas prehispánicas ya utilizaban el chile y el cacao en sus platillos, y aunque no existía un plato tal como hoy lo conocemos, es posible que hubiera guisos un tanto similares.
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La mezcla de chiles secos como el mulato, pasilla, ancho y chipotle, especias como el clavo, el comino y la canela, semillas como el ajonjolí, cacahuate y las almendras, el pan, el chocolate, plátano y otros ingredientes como jitomate y ajo hacen del mole poblano un platillo que hoy día es elaborado no solo en Puebla y México, sino en todo el mundo.
Es parte de fiestas patreonales, cumpleaños y toda clase de celebraciones, y se ofrece desde en puestos callejeros hasta en restaurantes de clase mundial. Mezcal ingredientes prehispánicos con otos traídos por los españoles. Y fue inventado por una monja en la ciudad “trazada por los ángeles”: Puebla.